LA VIDA TRAGICA DE LOS TRABAJADORES Por el Dr. Feydoux.
Hambrientos que Muerer o se Suicidan.
Con el título La Instigadora hay hijito de ocho años. El marido, sísico, hijito de ocho años. El marido, físico, todos formulan el mismo pensamiento: un doloroso capítulo en el libro de do trabaja ya. Con los últimos cénti Uno que ya ha sufrido bastante.
Madame Severine, titulado En Mar mos compro carbón y cuando los ve Primero sienten inquietud por saber cha. Esta instigadora es el hambre, cinos, extrañados de no ver salir al el piso, luego la puerta, por último se Descritas de una manera viva, es piño para el colegio, entraron en el cuar. estacionan uote una, por debajo de la tán en este trabajo las muertes que to, derribando la puerta, ballaron los cual sale una nuvecilla azulada. Allí ocasiona el hambre, calladamente, y tres cadáveres: padre y madre en tietres cadáveres: padre y madre en tie dentro viven dos viejos: Marido y también los suicidios de los hambrien tierra, el niño en el catre.
mujer.
tos que ya no pudieron resistir por Los tres ataúdes han ido a la fosa Saltan la puerta y uno entra en el más tiempo el horrible suplicio. Esta común. Quien sabe donde se pudren? cuarto abriendo una ventana, por dones la tragedia más horrenda. Para ¿Cuantos, como estos, se dejaron de el bumo escapa a los aires. Sobre la que un hombre se decida a acabar con morir o tomaron voluntariamente las cama, juntos, como vivieron, su vida, el peso que esta le ocasione, cesantías de sus vidas?
los viejos sexagenarios no teel tormento que le suponga seguir vi En 1890, a principios de abril, en el prefirieron gastar en niad trak? 08 viendo ha de ser extraordinario. Cuan. muelle Migisserie, un viejo harapienio ácido carbónico sus postreros diez céndo este tormento proviene del hambre, dejóse caer sobre un banco. Los tran timos.
cosa remediable, se siente una indig seuntes formaron corro empujándose El miércoles de la mising semana, nación sin límites, una indignacion que para mejor ver. Que es eso. Que pa idéntica escena en la calle de Saintonnace en las partes más íntimas y deli sa? El viejo no respondia; en su cara ge, con la diferencia de ser madre e hicadas del ser bumano.
pálida aleteaban los labios del cadáver, jo los protagonistas: Una viuda de cinHe aquí el trabajo de la escritora. Está borracho dijeron algunas cuenta años, un joven de treinta y dos francesa, tan sensible ante los dolores personas.
años. Un hombre de trinta y dos años de los infortunados. Eh, buen hombre, levántese, que que se mata por do encontrar uno que Que interminable y fatigosa la sal. no es más qiie un vasito que ya no ca alquile sus fuerzas, sus ánimos!
modia de la miseria para los satisfe bía! Gritaron otros.
No puedo más; esta es mucba misefechos. que monótona la canción de. Pero si no tiene hambre! afirmó, ria dice la madre. se mataron.
piedad por todos los dolores! Esto dulcemente una mujer.
El mismo miércoles, un solitario de siempre ha sido así y así será. Uno corrió a la taberna por una ta setenta y cinco años, hambriento, sin que entonces, conturbar las almas con za de caldo.
esperanzas de comer, ató una cuerda el cortejo interminable de los desgra. Toma, abuelo, a un clavo y se ahorcó. Un emblema ciados. Para qué las recitaciones de Ya es tarde, ya es tarde. Me muero. de la suerte de los trabajadores des: los horrores humanos? Es preferible Tembló, eructó, y, a plomo, cayó a gastados, usados, carne que ya no da los ignoren los bienaventurados y tan lo largo del arroyo.
de comer a las máquinas en que el trabién el populacho, el irritable, el Bus Huyó el carro. En el retén registra bajo ya no puede buscar fuerza en un ceptible populacho. En estos tiempos ron los bolsillos del cadáver. El nom múzculo tirando o en una víscera sana.
borrascosos, tales cosas conviene tra bre del hambriento fallecido era: Car. Os cansais? Pues esperad, esperad, tarlas suavemente, volapderamente, los Lefevre, antiguo médico de marina. no he terminado; aún puede desfilar sin poner mucha tinta en la pluma ni El mismo día, en la calle Custine, una buena cabalgata de espectros.
demasiada ternura en el léxico. La mi. la portera de la casa se inquieto al no El martes, a la hora del alba, corieseria cristiana tiene por hijuela al re. ver salir a la señorita Elena que ron gritos por los callejones próximos nupciamiento, por bija a la esperanza. ganaba bordando, a sus sesenta y cin a los Halls, una griteria de bestia que La miseria laica luce por prole la re co años el pan de cada día. Era muy se estrangula, alaridos de hembra loca.
beldía y el crimen. Compadecer exce. trabajadora, muy buena, muy dulce. Corrió un creyendo que se sivamente a la madre es justificar la Las vecinas también se sobresaltaron. trataba de riña, de alguna escena descendencia, y, si en ello se caé, pue. Era muy raro no ver en dos días a una bestial de celos y sangre.
de muy fácilmente pasarse de la justi persona tan metódica, tan formal. Su En tierra un niño de diez años y una cia a la complicidad.
ba Ud. haber si tiene algo. dijeron mujer abrazada al cuerpecito, colloA pesar de esto, contra esto y vues a la portera. subió, y como no re. zando, gritando: Mi hijo, salvad a mi tras malévolas suposiciones, lectores cibiera respuesta, llamó a un cerraje hijo!
míos, seguiré mi camino. Es mi tradi ro. Al entrar, en el suelo, fria, rígida, Pero que tiene vuestro hijo? Preción y mi alma.
yacía la anciana. Le entró malestar, guntó el guardia.
He aquí una carta que viene a ha no pudo salir, no pudo trabajar, y allí ¡Hambre. Hambre!
blarme, a traerme un asunto: lágrimas se quedó, como el viejo médico de ma Cogió al niño, y seguido por la made la calle, bostezos de hombres que dorioa.
dre, fue al retén. Tan pronto como cocomieron, tragedias de la miseria, la vi Aldía siguiente, en la calle Dussoubs locaron al niño en cama, temblo, estida social que se en capucha de negro. los inquilinog percibieron un subido los miembrog. y murió.
Es una carta que habla del matri olor a carbón. Cuando este olor perfu Entre plañidos de la madre supieron monio Jacob, un matrimonio con un ma una casa perfuma una casa obrera. Sigue en la páging 16.