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El derecho a la salud | Lorenzo Asperilla, Anselmo (España) (1841-1914) |
San José, Costa Rica 30 de Agosto de 1912 RENOVACIÓN Ano II SOCIOLOGIA ARTE CIENCIA Ricardo Falcó Mayor, Editor Num. 40. El derecho a la salud Afirmación comunista He hablado del derecho a la salud, la nioral, entregándose por placer que todos poseemos como miembros a la enfermedad; el forzado por el sasociales, partiendo del principio que lario a contravenir a la higieue, en sti sociedad es, ha de ser necesariamente, trabajo, en su alimentación, en su equidad.
vivienda; todos viveu en déficit con Todos tenemos el deber de conser la higiene, y el último, que pudiera varnos saludables, pero individual. incluirse además entre los anteriores; iuente no sabemos ni podemos chul 110 puede pagar al médico.
plirle, coino queda indicado, por las Fijemos la atención en este último siguientes causas: 19 Porque la cien punto; es fundamental; su consideracia de la salud, como extensa y com ción puede servirnos de base para futiplicada que es, exige que a ella se dar un interesante orden de ideas, el dediquer hombres especiales; y la exi jornalero, el que ocupa el (lltinio lugar, gencia es tal, que la complicación en la escala del salario, cuando su morbosa exige además profesores espe vez le toca tristeniente el turno de cialistas, 29 Porque, por atenta y est ejercer de patrón ha de pagar un nerada que sea fillestra manera de servicio tan importante y necesario nos acecha cons como la asistencia médica, no puede tantemente el peligro inevitable de la pagarle. La cuenta es clara; susoninfección en todas y en cada una de gamos, para facilitar el cálculo, un. ritestras relaciones sociales en cada obrero hábil que gane 62 00. diarios, momento de nuestra existencia. 34 padre de familia y que viva al día con Porque cuando enferniarios, por efec. privaciones que imposibiliter toda ecoto de haberse de retribuir la asistencia zlomía. Cae enfermo, cesa el jornal, facultativa eu les onerosas concliciones aunque puede quedarle el subsidio de impuestas por la llamada ley de la 40 50 de algún montepio donde exisoferta y la demanda, tio todos pode tan esas instituciones previsoras como inos pagarla.
en Barcelona. Le asiste el médico. El ignorante que llega, sin culpa que fija el precio de su visita eni ujio suya, hasta el puuto de vivir como o dos colones. La irreductible imposalvaje analfabeto en medio de la ci sibilidad salta a 19 vista. Pero el miévilización. privado del goce de la adap dico necesita vivir también, y no es tación del pensamiento universal por su justo que la sociedad se desatienda del desconociiniento del sencillo mecanis. alto deber de solidaridad con el tramo de las letras; el vicioso que salta bajador enfermo cargándole sobre la sobre las reglas de la higiene y de generosidad del médico: Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.