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56 Amauta EL CARACTER CONTINENTAL DE LA REFORMA La Reforma aparece en el momento de las grandes declaraciones burguesas del crecimiento de la actividad revolucionaria del proletariado. Las mismas causas económicas y políticas que hemos señalado en la Argentina, repetidas en los países de América Latina, hacen que su prasencia no se limite al país de origen, sino que se extienda como una mancha de aceite por todo el continente.
Restringido el mercado de producción europeo, aumenta considerablemente la demanda de nuestros productos naturales: algodón, azúcar, cereales, carne congeladas, minerales pesados, etc. La guerra es una devoradora insaciable de hombres y cosas. un horno incandecente va a parar casi toda la producción mundial de aquellos años malditos. Los precios suben, día tras día, en forma jamás prevista.
La burguesía de todos los países repleta sus arcas. Las clases medias hacen su agosto. El proletariado tiene trabajo de sobra, aunque los salarios no corresponden a sus necesidades. Encarece la vida. Aumenta la miseria de los que forjan la riqueza.
Este violento desarrollo de las fuerzas de producción en los países americanos, crea, de un lado, una situación de descontento creciente, y de otro, el optimismo del parasitismo satisfecho. Las clases oprimidas ven acumularse, hora tras hora, al precio de su explotación, la plusvalía en manos de los capitalistas, de los terratenientes, de los acaparadores, de los comerciantes, etc. Las diferencias sociales y, económicas se acrecientan cada vez más.
Los obreros, en las ciudades, los peones agrícolas, en el campo, los empleados piden su parte en el bienestar general que aparece monopolizado por la clase dominante. La ucha de clases se agrava. Es tallan conflictos incesantes entre el capital y el trabajo. La situación se torna sombría para el régimen establecido. Todos los intereses, apetitos, ambiciones, ideales generosos, entran en ebullición. El desequilibrio de la economía, el cambio de la corelación de clases, es el fuego que levanta presión en el caldero social.
En esta lucha de la pequeña burguesía, del capitalismo mercantil y financiero contra las viejas castas aristocráticas y terratenientes, el proletariado, en líneas generales, no acietta a plantear independientemente sus propias reivindicaciones. Carece de un claro sentido de clase.
Le falta orientación revolucionaria. Desconoce absolutamente la técnica de la política. Estas fallas explican que, con amentable inconsciencia, secunde la lucha de la pequeña burguesía, por el poder, engañado con una falsa ideología de reivindicaciones populares.
El proletariado, en su ignorancia, adormecido por las sirenas anarquistas y los domadores anarco sindicales, da fe la demagogia de la clase media que denuncia la explotación feudal, que reclama libertades políticas, insc: jbe en sus banderas falsos ideales democráticos de un liberalismo insubstancial, haciendo creer a las masas que la situación aflictiva porque atraviezan es obra de los hombres del viejo régimen. El proletariado les escucha. Les sigue, ignorante de la mecánica social y de las leyes del capitalismo.
Po: diversas condiciones objetivas y subjetivas, por haberse desarrollado con más fuerza el espíritu combativo de la clase media en relación proporcional al aumento de la plusvalía capitalista en la Argentina, favorecido y acondicionado por su posición geográfica, es ésta la que dá el primer golpe de gracia a los contra revolucionarios de a