Amauta es que esta clase no sea accesible solo a los iniciados en ciencias sociales y ciencias económicas sino a todos los trabajadores de espíritu atento y estudioso. por eso, cuando uso un léxico oscuro, cuando uso términos no usuales en el lenguaje vulgar, lo hago con mucha medida: trato de que estos períodos de inis lecciones resulten, en el peor de los casos, paréntesis pasajeros, cuya comprensión no sea indispensable para seguir y asimilar las ideas genei ales del curso. Esta advertencia me parece útil, de una parte para que los iniciados en ciencias sociales y económicas se expliquen por qué, en muchos casos, no recurro a una terminología técnica que consentiría mayor concisión en la exposición de las ideas y en el comentario de los fenómenos; y de otra parte para que los no iniciados en estos estudios se expliquen por qué, no obstante mi voluntad, no puedo en muchos casos emplear un lenguaje popular y elemental. los no iniciados debo recordarles también que estas son clases y no discursos. Por fuerza tienen que parecer a veces un poco áridas.
conEn las anteriores conferencias, primero al examinar la mentalidad de ambos grupos beligerantes y luego al examinar la conducta de los partidos socialistas y organizaciones sindicales, hemos determinado el carácter de la guerra mundial. hemos visto por qué sus más profundos comentadores la han llamado guerra absoluta. Guerra absoluta, esto es guerra de naciones, guerra de pueblos y no guerra de ejércitos. Adriano Tilgher llega a la siguiente conclusión: La guerra absoluta ha sido vencida por aquellos gobiernos que han sabido conducirla con una mentalidad adecuada, dándole fines capaces de resultar mitos, estados de ánimo, pasiones y sentimientos populares. En este sentido nadie más que Wilson, con su predicación cuáquero democrática ha tribuído a reforzar los pueblos de la Entente en la persuación inconmovible de la justicia de su causa y en el propósito de continuar la guerra hasta la victoria final. Quien, en cambio, ha conducido la guerra absoluta con mentalidad de guerra diplomática o relativa o ha sido vencido (Rusia, Austria, Alemania) ha corrido gran riesgo de serlo (Italia)
Esta conclusión de Adriano Tilgher define muy bien la significación principal de la intervención de los Estados Undos así como la fisonomia de la guerra italiana. Me ha parecido, por esto, oportuno citarla al iniciar la clase de esta noche, en la cual nos ocuparemos, primeramente de la intervención italiana y de a intervención norte americana.
Italia intervino en la guerra, más en virtud de causas económicas que en virtud de causas dip omáticas y políticas. Su suelo no le permitía alimentar con sus propios productos agrícolas sino, escasamente, a dos tercios de su población. Italia tenía que importar el trigo y otros artículos indispensables a un tercio de su población. tenía al mismo tiempo que exportar las manufacturas, las mercaderías, los productos de su trabajo y de su industria en proporción suficiente para pagar ese trigo y esos artículos alimenticios y materias primas que le faltaban.
Por consiguiente, Italia estaba a merced, como está también hoy, de la potencia dueña del dominio de los mares. Sus importaciones y sus ex