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Amauta 63 lamente de lo que gastan para sus necesidades personales, sino que consagran asimismo una gran parte de sus ingresos a acrecer la producción invierten su fortuna amasada con el trabajo de los demás. nadie se le ha ocurrido que el capital invertido por los capitalistas en sus empresas no les pertenece. No se tiene aún la costumbre de apreciar de ese mismo modo la situación material de los trabajadores de la Unión Soviética a los cuales pertenecen las fábricas y la tierra. Si sobre la base de esos 70. 000 millones de nuevas inversiones de capital, consideramos que cada trabajador, cada obrero, cada campesino y emplado ocupado en la Unión Soviética deja un promedio anual de más de 900 soles de valores creados por la extensión de la economía colectiva, y si se añade esta cantidad a su ingreso, la masa de valores que se hallará a disposición del proletariado, así que el plan quinquenal haya sido realizado, no representará el doble, sino el triple por lo menos de lo que ganaba antes de la guerra. Este cálculo desde el punto de vista del interés personal de los proletarios es asimismo completamente justificado. Pues ese ingreso produce interés en forma de alza anual del salario y de otras realizaciones materiales y culturales del Estado proletario de igual modo que todo capital invertido del capitalista le produce interés. Las inversiones en común de capitales en la Unión Soviética no sólo hacen progresar la prosperidad general de los proletarios sino también el bienestar de cada proletario.
Naturalmente, sería una ilusión criminal creer que los elementos capitalistas que existen aún en la Unión Soviética y los potentados capitalistas del resto del mundo van a contemplar tranquilamente cómo, en una sexta parte del globo, se edifica el socialismo y cómo se va zapando así la dominación y la existencia de él en todo el mundo. El plan quinquenal no es, pues, solamente un plan de grandes trabajos, sino también un plan de grandes combates de clase. El campesino usurero, el kulak. esto es, el parásito más parásito de todos los parásitos capitalistas, se defiende contra la socialización de la agricultura por medio de una lucha desesperada. La huelga de la venta de productos, empleo de todos los medios para escapar al impuesto, asesinato de los funcionarios proletarios, incendio de los bienes soviéticos y de las economías colectivas todo esto son medios de lucha que el kulak emplea con toda la brutalidad y toda la hostilidad de una clase agonizante que se aferra a la vida.
Los representantes de los capitalistas de las ciudades, ya desposeídos del todo, se defienden también de una manera menos abierta, más cobarde, pero no menos encarnizada. Con frecuencia organizan desde el extranjero a sus partidarios que residen en la Unión Soviética.
Aquellos que han ofrecido sus servicios al gobierno soviético, como especialistas provistos de una cultura técnica, se aprovechan para intentar, desde sus puestos importantes, causar daños sensibles a la economía soviética.
La clase ob: era de la Unión Soviética tiene actualmente bastante poder para ajustar sus cuentas a sus enemigos interiores. Es mucho más peligroso el capitalismo exterior con sus Estados imperialistas, con sus potentes ejércitos, su policía, sus presidios en donde agonizan los obreros revolucionarios, sus curas y sus bonzos socialdemócratas que ayudan al embrutecimiento general.
El capital mundial ve, con razón, un grave peligro en el rápido desarrollo de la edificación socialista. Ninguna esperanza en un hundimiento interior de la revolución proletaria. Algunos politicastros