60 Amauta mente unificado, se disuelve en polvo individual. Este cambio se refleja de inmediato en el arte. El alma del arte, las ideas y las emociones se osifican. Sólo la fría formalidad subsiste y degenera en academismo.
Pero este estado de pacifismo no dura. El arte empieza a descomponerse. El artista comienza a consagrarse a la forma, a buscar lo extravagante o exagerar un aspecto de su arte. El arte está entonces en plena decadencia.
He indicado aquí el vasto canevá que nosotros, matxistas, seguimos para avaluar el arte del pasado. Primeramente estudiamos el arte como emanación de ciertos fenómenos sociales. En seguida lo estudiamos como encarnación de emociones de la clase que lo crea. Se puede hallar a veces en el arte decadente combinaciones extraordinarias de colores, líneas y sonidos. Durante el período de decadencia artística, el artista analítico puede encontrar trazos de gran valor técnico. En un gran edificio, saturado de espíritu esclavista, erigido por un déspota cualquiera, podemos hallar proporciones asombrosas y grandiosas de ese aspecto del despotismo que hace de él una de las vastas y poderosas formas de la organización de las masas. El marxista de nuestros días puede de esta manera, aprender y enseñar con el ejemplo de casi todas las obras de arte del pasado.
No siendo solamente el medio de conocer las raíces originarias del arte, sino también un método para utilizarlo, es decir, de hallar el modo de gozar y de desarrollarlo en el porvenir, el marxismo está en íntima relación con el arte contemporáneo.
Todos los criterios expuestos son plenamente valorables. Lector y crítico, el marxista puede analizar, en su maravilloso laboratorio, toda nueva creación, mostrar las raices sociales, negativas y positivas, en la medida en que ellas son aparentes en su substancia y reveladas por su forma. Un escritor o un artista marxista pueden hallar un apoyo real en la teoría de su clase; disponiendo de esa guía, pueden evitar errores porque pueden criticarse a sí mismos y tener siempre cuidado de que su creación encarne los fines y los ideales de su clase.
GRACE HUTCHINS. LAS FACTORIAS TEXTILES EN NORTE AMERICA.
Especial para Amauta AS de 000. 000 de obreros textiles, constituyen, en los Estados Unidos una parte del proletariado más explotado de la América del Norte. Excepción hecha de la industria tabaquera, las factorías textiles pagan los salarios más bajos en toda la industria manufacturada de los Estados Unidos.
Los salarios, ya de por sí bastante bajos, se están reduciendo más y más gracias a la campaña capitalista de rebaja de salarios.
El salario de las obreras textiles ha sido reducido el 13 por ciento, de 1926 a 1928, según el último informe del Bureau de Mujeres del Departamento de trabajo de los Estados Unidos. Este informe guber