Amauta 15 rena su respetado las condiciones ofrecidas a Alemania para inducirla a dirse. Los aliados suelen decir que Alemania debe resignarse suerte de nación vencida. Que Alemania ha perdido la guerra. Que Jos vencedores son dueños de imponerle una paz dura. Pero estas afirmaciones tergiversan y adulteran la verdad. El caso de Alemania no ha sido éste. Los aliados, precisamente con el objeto de decidir a Alemania a la paz, habían declarado previamente sus condiciones. se habían empeñado soleminemente a respetarlas y mantenerlas. Alemania capituló, Alemania se rindió, Alemania depuso las armas, sobre la base de esas condiciones. No había, pues derecho para imponer a Alemnia, desarmada, una paz dura e inclemente. No había derecho a cambiar las condiciones de paz. Cómo pudo tolerar Wilson este desconocimiento, esta violación de su programa? Ya he explicado en parte este hecho. Wilson en unos casos, fué colocado ante una serie de tergiversaciones hábiles, tinterillescas, hipócritas, de la aplicación de sus principios. Wilson, en otro caso, transigió con los puntos de vista de Francia, Bélgica, Inglaterra, a sabiendas de que atacaban su programa. Pero transigió a cambio de la aceptación de la idea de la Sociedad de las Naciones. juicio de Wilson, nada importaba que algunas de sus aspiraciones, la libertad de los mares por ejemplo, no consiguiese una realización inmediata en el tratado. Lo esencial, lo importante era que el númro cardinal de su programa no fracasase. Ese número cardinal de su programa era la Sociedad de las Naciones. La Sociedad de las Naciones, pensaba Wilson, hará realizable mañana lo que no es realizable hoy mismo. La reorganización del mundo, sobre la base de los catorce puntos, estaba automáticamente asegurada con la existencia de la Sociedad de las Nacoines. Wilson se consolaba, en medio de sus más dolorosas concesiones, con la idea de que la Sociedad de las Naciones se salvaba.
Algo análogo pasó en el espíritu de Lloyd George. Lloyd George resistió a muchas de las exigencias francesas. Lloyd George combabó, por ejemplo, la ocupación militar de la rivera izquierda del Rhin.
Lloyd George se esforzó porque el tratado no mutilase ni atacase la unidad alemana. Pero Lloyd George cedió a las demandas francesas porque pensó que no era el momento de discutirlas. Creyó Lloyd George que, poco a poco, a medida que se desvaneciese el delirio de la victoria, se conseguiría la rectificación paulatina de las cláusulas inejecutables del tratado. Por el momento lo que urgía era entenderse. Lo gue urgía era suscribir el tratado de paz, sin reparar en muchos de sus defectos. Todo lo que en el tratado existía de absurdo iría desapareciendo sucesivamente en virtud de progresivas rectificaciones y progresivos compromisos. Por lo pronto, urgía firmar la paz. Más tarde se vería la manera de mejorarla y de componerla. No había necesidad de reñir teóricamente sobre las consecuencias del tratado de Versailles.
La realidad se encargaría de constreñir a las naciones interesadas a reconocer esas consecuencias y a acomodar su conducta a las necesidades que esas consecuencias creasen.
El pensamiento de Wilson, en una palabra cra: El tratado es imperfecto; pero la Sociedad de las Naciones lo mejorara. El pensamiento de Lloyd George era: El tratado es absurdo; pero la fuerza de la realidad, la presión de los hechos se encargarán de corregirlo.
Pero la Sociedad de las Nacionez era una ilusión de la idealogía de Wilson. La Sociedad de las Naciones ha quedado reducida a un