SocialismSpartacist

84 Amauta IV era Al salir de la cárcel, el único que le esperaba era Leo Jogiches, el fiel amigo que jamás regresó silenciosamente a Berlín. Aquello debió serle un descanso. Odiaba la popularidad ruidosa, las aclamaciones, todo lo que tuviera el más mínimo rastro de teatralidad. en el mismo momento tomó la dirección de Die Rote Fahne, órgano espartaquista. Había que recomenzar la lucha. La revolución política estaba hecha, pero ¿era aquello lo que el socialismo había prometido a las masas proletarias para la hora de la victoria? La república fundada estaba lejos de ser una república socialista; no más que una república capitalista y en ella la opresión y la explotación continuarían hasta cuándo? Liebknecht y Rosa no admiten esta hipótesis; de hoy más sus nombres estarán unidos para siempre; juntos se han lanzado al combate y juntos morirán.
Al constituirse el gobierno, los independientes apoyados por los obreros, impusieron para acceder a formar parte de él dos condiciones: primero, el gabinete no estaría compuesto más que de socialistas; segundo, se reconocería formalmente que la soberanía política residía en los consejos de obreros y soldados. Estas condiciones frustraban las intenciones de Ebert, que se había propuesto nombrar al funesto Scheidemann y a Landberg secretarios de estado, conservando on lo demás el viejo gabinete. Pero se vió obligado a ceder ante la imposición de los independientes, constituyéndose entonces un gobierno compuesto de seis miembros: Ebert, Scheidemann, y Landberg (social demócratas) y Haase, Dittmann y Barth (independientes. La tarde de es mismo día, runida en el Circo Bush la Asamblea Plenaria de los consejos de obreros y soldados de Berlín, aprueba una proclama por la cual se reafirma la república; nombra un Comité Ejecutivo (Vollzugsrat) compuesto de 24 miembros (seis social demócratas, seis independientes y doce soldados) y aclama como miembros del gobierno provisorio a los hombres del primer gobierno constituído. Organizado el nuevo gabinete toma el nombre de Consejo de Comisarios del Pueblo. Bien pronto la lucha se entabla entre este Consejo y el Comité Ejecutivo de los consejos de obreros y soldados; y Ebert y los suyos deciden desembarazarse de ellos. Con trabajos ocultos consiguen ralizar el 25 de noviembre una reunión de representantes de los gobiernos revolucionarios (representantes que responden totalmnte a lo social demócratas) y que toma el nombre de Conferencia de los Estados Federados Alemanes presidida por Ebert. Esta conferencia resuelve: 19, la convocación de una asamblea nacional y 29, que los consejos de obreros y soldados son la representación de la voluntad popular, pero nada más que hasta la reunión de la asamblea. Del 16 al 20 de diciembre sesiona en Berlín el Congrego General de los Consejos Obreros y Soldados, que procuro dice René Brunet a los social demócratas, la ocasión que buscaban de desembarazarse del Comité Ejecutivo de los Consejos de Obreros y Soldados de Berlín y por lo tanto asestar un golpe decisivo al sistema de los consejos. Los social demócratas disponían en este congreso de una aplas