80 Amauta con Rosa publicaba en Diusseldorf el periódico La Internacional, tiró el último número poco después del encarcelamiento de ella.
Así transcurrió todo el año de 1915; Rosa no debía ya verse libre más que después de la Revolución; los intervalos entre uno y otro encarcelamiento fueron tan escasos y tan breves, que no pueden contarse. Escribía a Luisa Kautsky, en diciembre de 1915: El año próximo, si por casualidad no estoy a la sombra, y si por casualidad el mundo está en pie todavía. y después. Feliz año nuevo. despecho de todo. Gaudeamus igitur. 39) en enero de 1916, siempre desde la prisión de Barnimstrasse, siempre con su alada ironía: Me preguntas si hago proyectos de reposo en climas más dulces. Preguntádselo a mi caballo. respondía el jinete de ocasión cuando le preguntaban. Dónde vais a semejante galope? Olvidas que diversos señores se interesan por mí; por ejemplo el Procurador General de Dusseldorf, el de aquí, el camarada Von Kessel. éste era el general Von Kessel, comandante en jefe de las Marcas. etc. Si pueden ellos pasarse sin mí en las Marcas y cuáles son en general sux intenciones a mi respecto, sería necesario descubrirlo primero. Yo no puedo, en consecuencia, faltar a la delicadeza hasta el punto de hacer proyectos. pasando por encima de ellos. 40) Entretanto escribía las cartas de Espartaco, un folleto revolucionario: Junius, artículos incitando a la revolución, que eran devorados en todas partes a pesar de la vigilancia, y al mismo tiempo trabajaba en una concienzuda traducción de Korolenko, que había comenzado como medio de distraer los forzados ocios de la prisión.
En los últimos meses de 1915, la crisis económica empezó a hacerse sentir en Alemania, y ayudados por ella pueden intensificar su propaganda los espartaguistas y los socialistas independientes que se habían separado de los mayoritarios al verlos en un tren de franca reacción. El grupo Espartaco había sido fundado a mediados de 1915 por Rosa, Liebknecht, Mehring y Clara Zetkin. En 1916, Liebknecht, que había vuelto a intervenir sesiones tumultuosas del Reichstag, durante las cuales gritara amargas verdades, decidió organizar una manifestación para el primero de mayo. Sabía que lo esperaba la cárcel o acaso algo peor, pero al frente no podía volver y entonces era mejor que el tribunal militar lo juzgara por un acto colectivo que por una simple actitud individual. La propaganda se hizo profusa y sigilosamente, pero no dió resultado. Los triunfos militares cegaban todavía al pueblo; el hambre no era aún bastante fuerte. Sin embargo se consiguen reunir unos dos mil manifestantes, ante los cuales Liebknecht pronuncia un discurso en demanda de pan para el obrero, que termina con un Muera el Gobierno! Abajo la Guerral. coreado por la multitud. Se cantó la Internacional, lo que no se hacía en Berlín de julio de 1914. Como estaba previsto, tomaron a Liebknecht y fué condenado en primera instancia a dos y en segunda instancia a cuatro años de trabajos forzados y diez años de pérdida de los derechos civiles. Su nombre fué borrado de la matricula de abogados y entregado a la execración pública. Se le condujo a la prisión de Luckau, en Brandeburgo, donde su familia podía verlo solo cada tres meses.
en (39) Op. cit. págs. 202 y 203. 40)
pág. 206.
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