Amauta 35 res que estremecidos hoy por la muerte del Maestro esperan su hora.
Los que estuvimos y estaremos siempre con él ya conocmos una ruta por la que habrán de seguir nuestros hijos, la nueva generación.
Si quemó su vida en lamaradas de amor y de fé, ávido de encender cerebros y corazones, la roja antorcha que prendió para alumbrar el sendero pasará de mano en mano triunfadora entre las falanges de los hombres de hoy que no saben temblar, que no saben suplicar; que sólo saben que el mañana es suyo aunque tengan que dejar girones de vida en el sendero.
José Carlos no ha muerto. Queda para nosotros como un ejemplo y como un mandato. José Carlos fué un símbolo, hoy es una señal. Risa luz de José Carlos! Le brotaba del alma y le llegaba a los ojos hecha llama. Por sobre su miseria física, por sobre la miseria moral de los otros, que siempre le acechaba, su risa extendida como un sol.
Risa que alumbró todos los caminos, que iluminó todas las inteligencias, que conforto todos los corazones. Era la aurora de mejores días presentidos por él; era su bandera, su canción.
Yo veo más que el rostro, la risa de José Carlos optimista, triunfadora. Era toda una gama: la bondad, la ternura, la ironía, la burla, la expresaban sus labios finos y maestros en el arte de reir. cuando la risa pasaba de los labios, se adentraba, eran gorjeos de pájaro loco, seguro de su libertad apesar de su prisión. Cuanta alegría, cuanta fuerza, cuanta fél Es que para reir así se necesita haber visto la verdad a la cara sin temblar. Sólo rien así los héroes y José Carlos fué gran héroe.
Pudo haber escogido el camino de mártir, pero le repugnó. Era demasiado fuerte y el martirologio está desacreditado.
Triunfador, vencedor, esa fué su arma más peligrosa. Con ella fustigó cobardías, con élla alentó y abrió derroteros desconocidos a los hombres nuevos. Los que marchan por los caminos vírgenes, van riendo con la risa del Maestro.
Río siempre, río en todo momento, hasta instantes antes que la muerte llegara. Me imagino su gran risa desde adentro de la caja al contemplar a la Lima carcomida santiguarse al paso de las banderas rojas y de los fuertes sones de la Internacional! Debió haber sido su risa definitiva.
José Carlos: al golpe de tu risa se ha abierto un Mundo.
EL MENSAJE DE JOSE CARLOS MARIATEGUI, por Maria Wiesse.
INCERA y ferviente, clara y sencilla, robustecida por una amplia cultura y una avanzada orientación ideológica la palabra de José Carlos Mariátegui se imponía hasta a sus mismos adversarios. Se le combatía, se discutían ideas esta lucha y estos ataques daban más fuerza a su pensamiento, más lucidez a su verbo pero el acento de su mensaje tenía la virtud de penetrar en todos los espíritus. Es que ose mensaje era el de un hombre honrado y puro, de un hombre entregado sus