Amauta 33 La cultura, la concentración de Mariátegui se enriquecen con los mensajes del mundo, los que crearon su sentimiento de internacionalismo. La liberación de la India, de la China fueron como ondas vitales reforzadoras de sus esperanzas en el acuerdo futuro. Fluídos actualizantes y libertadores palpitaron en sus venas impacientes; las que se consumieron ideando la formación de la conciencia de la nueva clase proletaria.
Mariátegui estuvo siempre de pié, frente a todas las reacciones, políticas, artísticas e intelectuales; esafiándolo todo, porque para él no había más vida que la de la justicia social. basada en la ciencia, porque la ciencia era necesaria para que triunfara la idealogía de amor. para que ella fracase la organizó, porque Mariátegui era un organizador en su apostolado de amor.
Su destino fué mesiánico, porque su palabra de esperanza llegó al hombre de la meseta, al hombre hollado, solitario, desconectado. El los vinculo a nuestra corriente con su razón de justicia y le dijo en el silencio y el sueño, levántate y anda que la tierra te pertenece, como el aire y como la luz, que tienes derecho a ella lo mismo que todos. Así fué como llegó la palabra del Maestro, a los cuatro caminos. porque su palabra escueta cargada de ciencia, era una palabra de amor. su conjuro nacieron las nuevas flores de nuestra historia social. Todos los departamentos despertaron y dieron su cosecha nueva de espíritu, y él la encarriló y fué árbitro y consejero de ella. las nuevas marejadas dejaron su zumo en las páginas de Amauta. El nuevo río que nació y fluyó con todas las fantasías e ideologías, se hizo viable, en una cosa real y concreta.
Mariátegui escribió siempre cosas claras y trascendentales, unificadas al fín único de construcción y demolición. el edificio nuevo que él ha dejado tiene la solidez de la catedral gótica, porque traza el nuevo camino de la historia, la que avanza sin cesar. El nuevo edificio está solo señalando la nueva aurora, que pronto será mediodía.
Su poder es ilimitado porque no se trata como en el pasado del poder de unos pocos, del bienestar de algunos sino de la libertad y de la posibilidad de todos en un desplazamiento de valores justiciero en una nueva edad, anunciada por nuestro profeta.
Mayo 1930.
NUESTRO JOSE CARLOS, por Julio del Prado.
ON su joven inquietud, un hombre se va a Europa. Va a realizarse. En el vívido laboratorio del viejo Continente, este hombre estudioso, inteligente, abierto al horizonte de vanguardia, se cristaliza en un sentido y en una fé. La única fé poJsible para el que marcha de acuerdo con la dialéctica: la fé socialista. nuestro José Carlos, americano, regresa a su tierra feudal en misión de amor productivo. Nuestro José Carlos en América, en el Perú se propone la destrucción de la era latifundista y precapitalista, la destrucción del devenir capitalista; se propone la marcha al socialis