José Carlos Mariátegui

32 Amauta La caricatura autoritaria me amenaza, sonando el sable, vuélvese en un momento deyección.
Me faltan las palabras, surge la fiera. Como una flecha váse mi mano vengadora. en la peluda mejilla de la caricatura galoneada, suena el insulto sangriento de una bofetada.
Hay un motín de figuras. Las barajas mugrientas quieren matarme. La la y la armados de fuetes. Todos los chistes malos de las revistas, salen blandiendo garrotes, y chillan despavoridas las copas y las botellas. La panza del Caminero se atraca en la puerta pidiendo misericordia. Un fogonazo. Relucen los revólve jA mí, hombres de la mar. Cuatro pares de valientes ojos, cubren mi retirada.
Noche encubridora. Negra noche de ladrones. Perseguido. Por las playas abandonadas, como un perro vagabundo y solitario.
Noche hermosa. Las estrellas me hacen guiños. Qué alegre siento mi corazón en esta noche huída!
Grito fuerte, saludando a las estrellas. Compañero. José Carlos! Se sonríen las estrellas. Gritería de gaviotas desveladas. Rugidos de labos marinos. El mar. El rumor inconmensurable del mar. Rompo a cantar. La Internacional. res.
JOSE CARLOS MARIA TEGUI CONSTRUCTOR PROFETA, por Carmen Saco. UE arquitecto místico, soñador ardiente de la idea, lírico apasionado de la raza. Atrevido y genial se aventuró a levantar desde los cimientos, sobre pilai es aislados en nuestro inmenso territorio, el edificio de nuestra esperanza; él los unió con su palabra abrasada de amor. Este edificio que el construyó con su inteligencia, con su médula y con su sangre, fué día a día enriqueciéndose con nuevos dones, en una amalgama sublime la que canalizó todas las aspiraciones de la gente nueva, con la palabra Revolución. Creación de la nueva clase social; la clase proletaria consciente.
La bandera de la nueva orientación, el hogar de los sentimientos nuevos, fué Amauta. La lucha por las nuevas ideas tuvo campo en Amauta, porque acogiendo los nuevos impulsos, los nuevos valores artísticos y sociales, los creó y los lanzó al ruedo, sin que hubieran tenido una crítica previa de la prensa burguesa, porque a Amayta no llegaron los consagrados oficiales. Mariátegui fué enemigo de los protocolos y sólo aceptó los valores verdaderos y que fueran revolucionarios. Para apz eciarlos su jucio fué infalible; estaba clarificado por incontables días estudio, en una concentración intelectual, tal vez la más profunda que se pueda alcanzar, y por sus largos viajes, que se plasmaron en la Escena Contemporánea.
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