Bolshevism

Amauta 31 Interrumpen, ruido de sables. Uniformes galoneados, voces militares. Los naipes descoloridos y mugrientos sobre el tapete. La lámYa se aviva.
La voz rota del Caminero continúa. lo enterraron con banderas rojas, y los hombres cantaban no sé que canción.
Humo de cigarrillos. Bronces mozos de mar. Mi corazón anclado, desató su amarra, y fuese velero, por la ruta anochecida, a buscar Jos recuerdos.
Washington, izquierda. Casa proletaria. El timbre no funciona.
Golpeo con mis manos la puerta. Una voz aguda: Abre. Adentro en el patiezuelo, juegan niños. Qué nebulosa está la tarde! Pero la risa de los niños es un cantar de gorriones.
Estoy en el estudio del escritor. Libros, revistas en francés, libros, motivos inkaikos, libros.
Carrito de enfermo. Ojos profundos. Naríz aquilina. Un rebelde mechón de cabellos sobre la frente pálida. Tiene algo de ave de presa y de Cristo.
Compañerol. Compañero! Nos estrechamos la mano. Traigo una carga de tempestades serranas. El es el mar ancho, donde van los torrentes.
Obreros, obreras. Reclamos. Injusticias que atacar. Derechos que defender. Escritores y Obreros fraternizamos. Bajo la pantalla roja se forja Amauta. Tácito jefe de la Vanguardia. Rebelde: Lo asecha la policía secreta, y lo asecha la Muerte. Pero no capitula. Rebelde. Rebelde. Ante la mirada aviesa y amarilla de los sóplones que representan el poder aquí en la tierra y las gorras afiladas de la Muerte policía del otro mundo. El canta su canción roja y bebe el vino de la santa alegría.
Ya lo escribí otra vez: En el camino sintió luz en sus ojos. de fátuo, perseguidor de Amautas, tornóse también Amauta. Cortáronle pies y manos, más quedó su boca para hablar la verdad. Su palabra recorre el mundo, y arma de fortaleza muchos brazos. Arrojó el falso pudor de la sociedad corrompida. Limpio de pecado, al oir la Gran Voz, no tuvo vergüenza de mostrarse desnudo. No pulió frases. No hizo de sus palabras malabarismos vanos. Dejó que los modistos y damiselas hicieranse un idioma bonito, y que los académicos retocasen las palabras, como se hermosean el rostro las muchachas públicas. El, Amauta, dijo su ruda verdad. lo comprendieron. Compañerol vuelve mudo mi velero, de los puertos del recuerdo enlutadas sus banderas, trayendo como icono tu figura de Cristo bolchevique.
Charlan los galones militares, humo de cigarros, barajas mugrientas. Como fantoche el Capitán saltó de las caricaturas del periódico.
Un eructo. Las barbas erizadas. Deletreando. Canciones rojas.
banderas subversivas. José, Carlos. Vomitó todo el odio que tenía en el estómago. Odiaba a José Carlos porque había metido su sangre en las ideas Un aletazo. Debo defender al amigo y compañero. Y, protesto vibrante. Mis palabras se atropellan como potros.
En la taberna tiemblan las luces, se disipa el humo, y en los ojos de los mozos del mar se prende la inquietud.