84 Amauta su sentimiento de clase. que ella querría mostrar a esos queridos alemanes. De hecho, dice, el sentimiento de solidaridad y aun de fraternidad entre los obreros rusos está a tal punto desarrollado, que no es posible dejar de asombrarse, aunque uno misma haya trabajado en ello.
Es preciso leer íntegra toda su correspondencia para darse cuenta de lo que fué realmente ese admirable movimiento ruso de 1905.
Cuando todo había ya terminado, en el momento de partir, visado ya su pasaporte, fue detenida. El domingo 4, por la tarde, el des tino me ha ganado de mano: he sido arrestada. 33) escribía a sus amigos. Fué encerrada en una celda con capacidad para una persona, juntamente con catorce presos, felizmente todos ellos políticos, habiéndose excluído los colegas de derecho común. como ella dice con su gracia habitual, y que no faltaban en las otras; bien que su celda (palabras textuales) era la perla del alojamiento. Sus cartas son una maravilla de descripción del ambiente espantoso de las prisiones zaristas.
La suciedad, la promiscuidad, los malos tratamientos, nada falta en este cuadro dantesco, aunque no hecho por cierto en el tono del Dante. Si hubiera querido, qué mejor ocasión para presentarse como una mártir en aquella sombría pocilga! Pero ella prefería envolver modestamente sus sufrimientos en el velo coloreado de su aguda ironía. Su verdadera identidad fué por fin descubierta, y entonces sus amigos insisten aconsejándole que escriba al Cónsul alemán en Varsovia y envíe un telegrama al Presidente del Consejo de Minisitros ruso, Wite. Pero ella, desde los infectos corredores en que se arrastra, les responde con alegre orguHo: Ni pienso hacer tal cosa! Estos señores esperarán largo tiempo que una socialista les pida protección y justicia. Viva la Revolución. 34) luego, dirigiéndose a los Kautsky, les escribe que cuando vuelva les contará un montón de cosas de sus impresiones de viaje y que se reirán como locos, sobre todo los chiquilines. Yo encuentro todo muy divertido. dice. Más tarde da la noticia de su juicio en la siguiente forma: Los diarios locales anuncian que seré conducida ante un Consejo de Guerra. Yo no sé nada hasta el momento; estad, pues, tranquilos. Es probablemente un canard. 35. Solamente esto y en una postdata. como después de grandes trabajos y de infinitas vicisitudes, consigue por fin su libertad, toma inmediatamente otra vez nombre supuesto, corre a Petersburgo, al centro mismo del socialismo ruso, desempeña allí su misión y con precauciones sin cuento atraviesa a marchas forzadas la Finlandia, para poder llegar a Mannheim a tiempo y asistir al Congreso de 1906 del partido socilista alemán. partir de este momento Rosa militó siempre en la extrema izquierda del socialismo. En su folleto La huelga en masa, que publicó con el subtítulo de La experiencia de la revolución rusa de 1905, ya se muestra claramente la nueva dirección que toma su pensamiento, tendiente a que no sólo en Rusia sino también en Alemania la revolución sea un hecho. La revolución rusa le había enseñado un nuevo método, y se dedicó a difundirlo y a ponerlo en práctica con ardor. Sus divergencias serias con Kautsky empiezan entonces. Sin embargo el tono se conserva todavía cordial y la amistad que le profesaba. Rosa era tan (33)
pág. 117. 34)
pág. 122. 35) Op. cit. pág. 130.
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