Socialism

y en otra: Amauta 81 gada al Congreso Nacional del Partido, así como al Congreso de París. En Hohenstein, la sala estaba llena. En Lichtenstein, ayer, he hablado al aire libre delante de 000 personas, en un jardín alumbrado de lamparillas multicolores; aquello era muy romántico añade con su eterna sonrisa; y en otra más: He estado perseguida toda la semana última; una reunión en Posen, otra en Bromberg, en seguida visita familiar en Berlín (así designaba ella a las reuniones de la junta del partido) y hasta el momento todavía muchísimo que hacer. 24. no sólo esto sino que escribía también, infatigablemente, doctrina y propaganda socialista. Pero a despecho de su talento inflexible y severo, el alma encerrada en su pequeño cuerpo no más grande que el de un ratón. 25) como ella misma decía, sufría una eterna sed de belleza, sed que la devoró continuamente, que no había de extinguirse jamás. En una carta de 1900 dirigida a los Kaustky gue andaban de viaje, Rosa después de hacer consideraciones sobre cierto error de tác.
tica que al parecer le reprochaba Mehring y sobre el cretinismo parlamentario dentro del socialismo, les dice que les hace gracia de continuar con ese tema en una carta que ellos leerán en un templo de la naturaleza, verde, perfumado y sombrío. así es el bosque de la tarjeta postal) al apacible murmullo de la eternal Thalatta. continúa: Así pues, hablemos de Thalatta. propósito. pensáis vosotros allá abajo, mientras que ella prosigue a vuestros pies su murmullo de eternidad, en aquella linda leyenda del cantor griego ciego que tocando la lira al borde de la mar tomaba su ruido por el murmullo del pueblo? Habiendo terminado su más hermoso canto, como no oyera aplaudir a la turba, se lamento amargamente de esta ingratitud y en su despecho arrojó a lo lejos su lira para romperla; pero las olas la recibieron y en un mecimiento amoroso, la llevaron lejos, siempre más lejos de el. Pensáis en esto. El pasaje que sigue es uno de los más demostrativos, entre toda su correspondencia, de la verdadera psicología de Rosa. Dice ella. Me figuro que en el mar, el sentimiento que debe experimentarse más fuerte que todo es el de la propia nada, naturalmente en relación con lo que el mar tiene de eterno, de inmutable, de soberbiamente indiferente.
Yo he tenido esta impresión contemplando la cascada del Rhin en Suiza; y sú perpétuo tumulto que no cesa un segundo, que dura noche y día, que dura al través de los siglos, me llenaba de una sensación de angustia y de aniquilamiento. Volvía a casa completamente quebrantada, y cada vez, aun ahora, que paso delante de ella y apercibo por la portezuela del tren ese terrible espectáculo, esa espuma que se levanta, ese blanco abismo de agua hirviente y oigo aquel tumulto ensordecedor, mi corazón se oprime y algo hay en mí que dice: He aquí el enemigo. Os extrañáis? Bien seguro, es el enemigo de la vanidad humana que se cree alguna cosa y que cae de pronto en la nada. Tal es también, por otra parte, el efecto de una concepción que dice de todas las cosas como Ben Akiba: siempre ha sido así. todo está bien dispuesto. y en la que el hombre con su querer, su poder, su saber, parece tan completamente superfluo. Este es el porqué odio yo esta filosofía, mi querido. Carlomagno (Carlomagno era el nombre cariñoso que ella daba a Kautsky) y me atengo a la idea de que sería mejor precipitarse en la (24. Op. cit. pags. 57, 64 y 71. 25. Maurice Berger: en correspondencia de mayo de 1919 al Excelsior citado en Spartacus. Buenos Aires, 1920.