Communism

Amauta 33 nuestros días, y que son los campesinos y obreros de las sierras y de la costa, hay que pensar, entre otras cosas, en la necesidad pedagógica y espiritual del cambio del idioma. Que hablen nuestros indios, castellano o inglés; que piensen en castellano; que aprendan éste idioma de la América Latina; y que si quieren, que conserven como reliquia histórica el idioma de sus mayores, el quechua. si la conservación de esa reliquia puede serles perjudicial, ellos mismos ya verán si es conveniente incinerar esa reliquia. Sostener lo contrario, y alentar conservadoramente la moribunda existencia del quechua, prefiriendo éste al castellano, franca o disimuladamente, al travez de los programas y planes de educación y de política educacional, con efectistas frases de amor a la raza. de redención indígena. de amor y admiración al pasado. es como preferir ir a una guerra en éstos tiempos, con hondas y macanas indígenas, con mosquetes y catapultas medioevales, antes que con: fusiles Mauser, con ametralladoras, cañones y aeroplanos.
En rigor, en el quechua no se puede vaciar el pensamiento filosófico de un Kant, ni cabe en su pobre léxico anquilosado; toda la terminología científica contemporánea. Tal incapacidad está determinada no solamente por la misma estructura del idioma semibárbaro de los quechuas, sino también porque no es concebible la aparición de un Kant o de un Heine, ni una ciencia moderna, en el seno de una sociedad donde coexistían un comunismo agrario primitivo y una monarquía absolutá y teocrática, con centenas de años antes de la existencia de las sociedades modernas en que se formularon pensamientos diver808 y superiores a los de entonces. Repitamos, pues que el pensamiento y el lenguaje van indisolublemente unidos. Se piensa en palabra, como se habla pensando, por más que ésto sea aparentemente objetable.
Hay que desengañarse, señores tahuantinsuyólogos con ribetes de revolucionarios y de réformistas, con más alardes de grafómanos que de izquierdistas, el quechua no puede pervivir; es arcaico, semibárbaro, insuficiente para expresar el pensamiento contemporáneo. No puede ser vehículo de nuevas ideas, ni expresión de la ciencia y del arte de éstos tiempos. Cada tiempo, cada pueblo, tiene su alma; y el alma de nuestros tiempos, de nuestros pueblos, no es quechua, ni puede ser, ni se expresa, ni piensa en quechua. Las mismas lenguas aborígenes, las lenguas indígenas del Perú, no son el quechua, que se habla solamente en Cuzco, en Puno, en Apurímac, y que en otros lugares si no han degenerado en jerga, son otras lenguas. de ésta verdad tomen nota, señores tahuantisuyólogos, ya que parecéis empeñados en difundir el quechua, con textos de enseñanza.
El quechua se muere sin remedio y en buena hora que así sea. si no acaba de morir, que vayan los maestros y todos a apresurar su muerte, para que así aparezca nueva vida en el alma indígena. Que vayan los maestros y todos, como despenadores. a practicar la eutanasia, el piadoso crimen con el quechua, enseñando el castellano al que no sabe, y que de tal suerte, los indros, los que no lo hablan y son objeto de nuestras preocupaciones pedagógicas, políticas y económicas, lleguen a ser iguales por lo menos a nosotros los blancos y metizos, con la seguridad y la certidumbre de que mañana serán mejores.
Frente al quechua, cabe pensar del mismo modo que Unamuno frente al eúskaro. Decía Unamuno: El vascuense se extingue sin que haya fuerza humana que pueda impedir su extinción; muere por ley de