Amauta 31 LA CUESTION DEL QUECHUA, por Abelardo Solis.
JORRESPONDE al afán retórico de la vuelta al Incario, de la vana pretensión de rehabilitar la cultura tahuantinsuyana, de buscar y hallar la personalidad y originalidad de una nueva cultura hispancamericana y especialmente peruanaen ese proceso torpe de involución que nos haga parecidos siquiera, a lo que fueron los indios del Imperio incaico la creencia de que el quechua es o debe ser un idioma nacional, o por lo me. nos, la mejor lengua nacional, el idioma que debemos aprender.
No he leído en el pensamiento de nuestros más destacados indigenistas, nada que exprese ambiciosamente formulada esa tesis sobre el valor y el porvenir del quechua. Pero cuando les contemplo preocupados en disquisiciones gramaticales quechuas y cuando les veo como discuten en serio sobre si quechua se debe escribir con qo con y huanca con ho con o con w, y capac de éstas maneras: capacc, kapak, capakg, etc. llegó a convencerme de que en el fondo de esas preocupaciones linguísticas sobre el quechua, hay la ambición, la creencia ingenua, la pedantaría indigenista de señalar al idioma quechua, un rol, un gran destino en el desarrollo de nuestra cultura nacional. más: un porvenir al de otros idiomas como el castellaano o el inglés. Algo pues, en este equivocado camino, quiere significar ese deseo de que se traduzcan al quechua, libros de enseñanza y obras importantes. Tiene fundamentos esa creencia. Será posible todo esto. Para qué sirve el quechua. Cuál es su porvenir?
Para contestarnos debemos reflexionar seriamente sobre el valor del quechua, sobre su presente y su porvenir.
El quechua pertenece a ese tipo de idiomas que en las viejas clasificaciones linguísticas, se llama idiomàs aglutinantes. Acaso atendiendo a esa misma clásica distinción de los idiomas, el quechua sea más bien una lengua intermediaria entre las monosilábicas y las aglutitinantes. Tiene semejanzas estructurales con el chino y con el árabe. Por algo nuestros quechuólogos se entretienen en comparar yocablos quechuas con vocablos chinos y japoneses. El quechua, pues, no es un idioma de flexión. No llegó a ese estado de madurez y de vigor a que han llegado otros idiomas.
Si consideramos al quechua en relación con nuestra cultura nacional, si le consideramos aún más, dentro del cuadro panorámico que marca la extensión, la diversidad de otras lenguas en la misma América, no podremos negar el carácter regional y retardado del quechua, con el significativo e invencible predominio de idiomas como el castellano y el inglés. Mientras una vasta agrupación de pueblos y razas, en las dos Américas, hablan inglés o castellano, solo los más reducidos y atrasados núcleos indígenas del Perú propiamente en Cuzco, Puno y Apurímac son los que hablan quechua.
El lenguaje, todos lo sabemos, es el modo de expresión del pensamiento. Cada vocablo no tiene más valor y significación que el de la idea o ideas que, contiene. El número de voces de un idioma revela por eso, además de su progreso, el capital de ideas del pueblo que lo habla. esto no es suficiente para suponer que tal idioma sea un idio