BourgeoisieCapitalism

6 Amauta en que todos los problemas se tornan cosmopolitas, en que el capitalismo se expande incoerciblemente, conquistando y modelando mercados concordes con sus necesidades y con su sistema, en que la velocidad intensifica el comercio mundial y acerca los intereses y las aspiraciones de las clases, es inconceptible, es utópicamente reaccionario, sostener este nuevo monroísmo. Presentemente, es imposible explicar la vida europea, olvidando o subestimando a los Estados Unidos: del mismo modo es imposible pretender una explicación científica de los acon: tecimientos posteriores al descubrimiento, acaecidos en el Nuevo Mundo, sin tomar constantemente en cuenta la realidad y el dinamismo europeos. Ninguna exégesis podrá ser rigurosamente exacta, si pretende desligar la historia de Europa de nuestra propia historia.
En la hora actual tiene mayor importancia para América Latina el resultado de las disputas entre Mr. Bedford y Sir Henry Deterding, que las peleas entre dos caudillos criollos Ortíz Rubio y Vas.
concelos, Irigoyen y Lencinas o Valencia, Vásquez Cobo y Olaya Herrera. El número de tazas de café que tomen los europeos y norteamericanos produce consecuencias más hondas en la vida social y política del Brasil, Colombia, Centro América, que todas sus crisis ministeriales. la ficha del cobre en el tablero bursátil de Nueva York encierra mayores consecuencias que los decretos que en Chile o en el Perú convoquen a elecciones para renovar las Cámaras. Por otra parte, sería de una estolidez paradisiaca desconocer que la conmoción que atraviesan ahora nuestros países ha sido sustantivamente determinada por la guerra del 14, en la que algunos Estados latinoamericanos no tuvieron sino una lírica participación bélica: hay pues un dinamismo ecuménico más vigoroso que todas las veleidades subjetivas de los prosélitos de Robinson Crusoe que vincula los destinos de América Latina a los des tinos mundiales.
Los factores que consubstancian la realidad latinoamericana con la de Europa, Asia, Yanquilandia. están determinados por un mismo sistema de producción, por el antagonismo histórico de la lucha de clases, por un dinamismo que se mueve bajo el signo ecuménico del capital financiero. Dentro de las contingencias del capitalismo está la abolición de múltiples factores episódicos y precarios: el atraso técnico, la supervivencia de algunas formas pre capitalistas, las modalidades rezagadas de la economía, pero, en América Latina como en el resto del mundo, le es imposible cancelar su propio sistema de producción basado en la plusvalía, impedir el monopolio y la centralización de la riqueza en manos de una oligarquía o suprimir la lucha de clases. Al contrario, el desarrollo del capitalismo contribuye a agudizar y a definir mejor todas estas profundas contradicciones.
Los rasgos fundamentales que caracterizan y diferencian el panorama contemporáneo de América Latina, no son ni los tres siglos de distancia que puedan separar las gentes de la costa de las gentes del interior, ni la juventud inquieta de nuestros pueblos, ni ese complejo colectivo de inferioridad, tan jubilosamente pregonado por la mediocre plana intelectual de la pequeña burguesía. El rasgo característico que se destaca en primer plano es la situación semi colonial de América Latina: la independencia de estos países a pesar de que todos ellos, aún el más pequeño, poseen un pabellón, un himno y un ejército nacionales, un parlamento, una Constitución y un presidente de república és sim