2 Amauta after ción artesanal, la manufactura, no juegan un rol de importancia en su mercado interno. Sus ciudades, monstruosamente pobladas, se hallan en constante y rápida intercomunicación. Las clases sociales, los antagonismos de clase y sus múltiples expresiones, marcan definidamente sus fronteras. sus gigantescas usinas urbanas continúan arrancando una parte cada vez más importante de la población a la estupidez de la vida rural, forjando un proletariado cuya cifra se cuenta por millones.
En América Latina, el feudalismo y la servidumbre son todavía, en gran parte, viva y operante realidad. Apenas si algunos Estados tratan de afianzar una Nación. Sus ciudades y centros productivos, situados a grandes distancias unos de otros, se hallan en muchos casos separados entre sí por obstáculos que el hombre no ha llegado aún a franquear con la velocidad moderna. La vida social y política de los diversos países es rudamente conmovida por los profundos antagonismos intestinos engendrados por la coexistencia de sociedades incompatibles: feudalismo y burguesía, comunidad primitiva y oligarquía financiera, proletariado y servidumbre. Su centro de gravedad oscila trastornando las abigarradas capas sociales de las épocas pasadas, conmoviendo las clases y cambiando sus mútuas relaciones. Las formas y la calidad de su producción fundamentalmente agrícola y minera. impiden la rápida ruptura de la estagnación de la vida rural y engendran un proletariado sobre cuya gran mayoría pesa la contradicción capitalista del antagonismo entre la ciudad y el campo, la interpolación del capitalismo por el feudalismo.
Aquí el campesino trabaja y produce en calidad de siervo, la manufactura y el artesanado luchan contra la coerción del feudo, contra la absorción del comerciante. Los comuneros se defienden encarnizadamente contra la centralización de la tierra e insurgen contra la opresión del latifundista. En las inmediaciones del latifundio feudal se extienden la plantación, la mina, el ingenio capitalistas. en las ciudades casi aldeanas imperan la usina racionalizada, el Banco y el Konzern contemporáneos. El capitalismo predomina y dirige la marcha, pero la etapa pre capitalista subsiste aún en la economía y en las relaciones sociales.
Europa y América del Norte han atravesado estadios que podemos discernir definidos y marcados: a la etapa feudal sucede una etapa mercantil y a ésta una etapa capitalista. Después de la Glorious y la Great Revolutions en Inglaterra, después de la Revolución Francesa, después de la Guerra de Secesión en los Estados Unidos, el feudalismo fué vencido y destruído por la burguesía revolucionaria que conquistó por la fuerza el derecho a dirigir la sociedad capitalista.
América Latina ha pasado por un gran movimiento revolucionario: la Independencia, que no significó, de ninguna manera, una revolución demo liberal ejecutada por la burguesía. Ha atravesado una serie de luchas feudales y feudalo mercantiles, que no han significado la abolición del feudalismo y la hegemonía de la clase burguesa. El capitalismo sorprende a Latino América en la etapa en que el feudalismo engendraba su negación, pero no surge levantado por una burguesía nativa como en Europa o América del Norte sino que llega importado, en plena madurez, en plena etapa final, convertido en imperialismo y en capital financiero.
América Latina está viviendo aceleradamente y en conjunto, las