72 Amauta un montón de paja sale, vivaz, un ratón y se acerca a lamer la papilla amarillenta.
En el aire resuenan los relinchos de los caballos.
Retiro las manos de los oídos, pues el ruido es ahora tan grande que ya no se distingue nada.
Sólo veo a Ferd. Inmóvil en su sitio, contempla con ojos abultados el misterio.
De pronto, oímos que el veterinario da una palmada y grita. Bravo! En este momento entra corriendo el criado con las sogas. Ya no hacen faltal le grita el veterinario, riendo. Un potro hermosísimo. De veras. exclama el criado, tirando las cuerdas. Vival grita Ferd, echando la gorra por alto. Bien por nuestra Frida. prorrumpe el criado, bailando de alegría sobre el suelo resbaladizo. Ya se podía usted ir a tranquilizar a los potros. le gruñe el veterinario. el criado corre con sus ojos claros a los caballos rebeldes, y los acaricia. Como ya no oyen los gritos de la yegua parturienta, los animales se aquietan. Junto a ella sólo ha quedado el veterinario, refregándose las manos.
Ferd me hace señas de que vaya.
Despacio, voy acercándome a donde está él.
Tendida en su jaula, entre paja y mantas amarillas, veo a Frida. la yegua madre. Tiene los ojos apagados, como balas usadas. Huele a sangre y a sudor. su derecha, en un montón de paja, heno y mantas, se mueve el potrillo recién nacido.
Tiene la cabeza blanca como la leche y los ojos un poco legaño Este potrito es para mí me dice Ferd. Mi padre me lo regaló antes de que naciese.
Me rodea el cuello con el brazo y mira con ternura a la bestezuela acabada de nacer, que se agita entre la paja.
El veterinario nos dice. Ahora, marchaos. La yegua necesita descanso me explica Ferd con tono de iniciado Le pondré Hans.
Cuando nos marchábamos, vimos que Frids se revolvía. Alargó el cuello, sacó trabajosamente sus patas delanteras de debajo de la paja, tentó al potrillo y comenzó a lamerlo. Mira qué hermoso! me dice Ferd.
Hasta el veterinario contempla el cuadro con cierto amor. Atravesamos la cuadra y salimos al patio.
Su brazo sigue rodeándome el cuello.
El sol luce fatigado.
Estamos junto a la verja.
De las tierras circundantes sube una columna de humo.
En la casa de la servidumbre cantan las mozas polacas. Es víspera de fiesta me dice Ferd.
S08.