Amauta 37 EL AMAUTA ATUSPARIA, por Ernesto Reyna.
HISTORIA DE LA SUBLEVACION INDIGENA DE HUARAS EN 1885 (Conclusión. Véase los Nos. 26 y 27 de AMAUTA. El ocaso de Atusparia.
Huarás. Fiesta del Señor de la Soledad. de mayo. Plaza mavor. Atrio de la Catedral. Confusa gritería. Multitud desordenada. Brazos amenazantes. Caras congestionadas.
Salvajes rugidos de odio. Incediemos Huarás. Mueran los blancos!
Ordena el saqueo, Atusparial.
El jefe del levantamiento indio, sereno, dominador de su carne, ni un músculo le tiembla de emoción. Noble en su perfil de inca, pálido por la sangre perdida, la mano firme sobre el bastón de mando (la plateada vara de los alcaldes. Lo rodean sus fieles de Marián armados de fusiles, que esperan una orden para ametrallar a los insubordinados.
No se había podido organizar a las chusmas. Faltas de ideales tenían sólo el instinto salvaje del botín. Reprimido este, se sublevaron contra la honradez de Atusparia. No vieron en la tenaz prohibición del saqueo, la pre idea de un Amauta inca; lo juzgaron como un acto de cobardía y traición: Atusparia está vendido a los blancos, por eso es que no ordena el saqueo se dijeron.
Antes de organizarse, preferían beber. Renegaban de la férrea autoridad de Atusparia, y clamaban por Mosquera que les daba chacta y toros La mano oculta de curas y patrones, en peligroso malabar, urdía traiciones. Tendía artera tela de araña para hacer caer al Jefe Indio, alma e idea única de la rebelión.
Frente a los ojos de Atusparia se plantó jadeante, manchado de sangre negra, Uchcu Pedro, el Destripador: j¡Derrotados completamente.
El Coronel Callirgos está por llegar. Al oir la noticia, la multitud se arremolinó sobre Atusparia. Traicionados. De un momento a otro llega Callirgos. Al saqueo. Al saqueo!
Silencio! gritó como un clarín Atusparia, y con un sólo gesto contuvo a la turba: Oidme primero y después matádme. Debemos proceder como gentes y no como animales. En lugar del saqueo aprestémonos a la defensa. En lugar de emborracharnos y sacar procesiones de Santos, construyamos barricadas.
Por mis chasquis supe la derrota de Yungay. Emisarios mandé a Callirgos para pedirle medio día de tregua. La ha concedido.
Aprovechemos esta tregua. Si no queréis luchar, retiraos las alturas, que yo con mis soldados cubriré vuestra retirada: Así os salvaréis todos. Yo y mis soldados seremos los únicos sacrificados. Mentira! Atusparia está vendido a los blancos. Al saqueo!
La multitud atropelló a los de Atusparia. El jefe cayó al suelo.
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