24 Amauta cuerdo. Basta con volver a escuchar, con oído de poeta, naturalmente (o divinamente) el corazón nuestro y el de todos. como quería en sus buenos tiempos Xenius. sin olvidar tampoco que a su vez la razón tiene razones que el corazón no comprende.
DON SEGUNDO SOMBRA EL PERU, por Emilio Romero.
ON Segundo Sombra armó caballero a Félix Castro, dándole un rebencazo en el lomo y diciéndole. Hacete duro muchacho!
Algunos siglos antes un anónimo ventero con un espaldarazo hizo caballero andante a don Alfonso Quijano, quien se llamó desde ese instante Don Quijote de la Mancha.
El Caballero de la Triste Figura fué ante todo un hombre libre y en la posesión completa de la libertad reside su mayor gloria. Libertó galeotes, burló leyes del Estado sin tener en cuenta otras que las de la andantesca caballería. Don Segundo Sombra es admirable también por su libertad salvaje. No lo encadena ni el amor, única esclavitud tolerable. Hombre fuerte este gaucho bueno, representa al tipo fenecido de la pampa argentina, que dominó a los hombres, conquistó el paisaje y sentó las bases de la grandeza argentina que más tarde iba ser para otros. Para los ingleses que buscan reses para los frigoríficos, para los italianos cerealistas, para los alemanes hacedores de embutidos. Don Segundo Sombra y sus gauchos tenían en cada pago y en cada estancia una venta. Domaban en ella las caballerías bravías, arreaban masas inmensas de reses. No tenían molinos de viento, ni encantadores, ni cursis duquesas o dueñas. Tenían que hacerse duros al sol y al rebenque.
Endurecer la piel para los cuernos de los bueyes y el pellejo para los puntazos de los puñales. Ni siquiera guardaban mucho tiempo el recuerdo de alguna moza digna de amar, para estar siempre libres y solos.
Paro hay en esta hermosa novela argentina de Ricardo Guiraldes algo que nos interesa singularmente y es comparar el esfuerzo del campesino bravo por dominar al ambiente en el paisaje argentino y en el paisaje del Perú.
El relato de las aventuras de don Segundo Sombra empieza en la salida que hicieron los reseros gauchos, arreando ganados por la pampa. En aquella campaña se pone a prueba el valor, la inteligencia y la fuerza del hombre. El que triunfa de esa gran prueba se hace gaucho, es decir se hace hombre, respetado y admirado por todos los de los pagos. Aquellos hombres, además de su resistencia a las inclemencias de la pampa, al sol que hincha sus espaldas y agrieta los rostros, mientras las riendas hacen huellas sangrientas en las manos; tienen que cumplir su carrera, aprendiendo una serie de menudos oficios, para llegar a ser baquianos. Antes de andar haciéndome el taita. dice Guiraldes, tenía por cierto que aprender a carnear, enlazar, pialar, domar, correr como la gente en el rodeo, hacer riendas, bozales y cabestros, lonjear, sacar