Amauta 41 Qué preferís les gritó arrogante. Huir como ratones, o morir como perros que defienden el rebaño. Seremos perros rabiosos. Pumsa hambrientos. Kuntures de alas fuertes. Sea exterminada nuestra raza, antes que nos metan en jaulas, y nos muramos de tristeza como los tuctu pillen. jA morir. pero matando, incendiando y destrụyendo. Esa noche, fué noche de despedidas en el campamento indio. Todos juraban morir antes de volver las espaldas.
Derrotas de los Indios y muerte de Uchcu Pedro.
El once de mayo un tiro de fusil anunció a los blancos de Huarás el principio del combate.
El ejército de Iraola, contando con la guardia urbana. se componía de mil hombres perfectamente armados. Los indios eran diez veces más, pero carecían de armas de fuego. Muy pocos eran los que tenían fusiles.
Al ver bajar a los indios como torrentes sobre el Santa, el Coronel Callirgos ordenó que el Batallón Celadores fuera a contenerlos, mientras los demás batallones Canta, Artesanos y la Guardia Urbana (compuesta de jóvenes huarasinos. se escondían en Huarupampa, para caer en el momento oportuno sobre los indios.
Los indios arrollaron a los Celadores. y viendo el puente libre. único sitio de entrada a Huarás por ese lado, pues el cauce del río es infranqueable por lo abrupto de las paredes y la mucha correntada) los indios ingresaron a Huarupampa, donde incendiaron la casa de Palomo y saquearon otras.
Callirgos cuando vió a los indios en esta trampa de ratas. se avalanzó por todos los lados con sus tropas, haciendo mortífero fuego. Después de una espantosa lucha desde las dos hasta las cinco de la tarde, los indios se retiraron derrotados. En esta acción murió el indio Alegre, valiente entre los valientes. Como hacía una luna espléndida Callirgos persiguió a los indios hasta las nueve de la noche.
No se hicieron prisioneros. Los chinos y negros se encargaban de acuchillarlos. Fué una verdadera carnicería.
Callirgos al otro día, lanzó esta proclama a sus soldados: Las turbas de indios que habéis visto, y que en estúpida insensatez, se han dejado conducir por los malvados, han pagado bien cara su imprudencia y temeridad. Los miles de cadáveres que se hallan en las faldas del Pangor, son el ejemplo y el escarmiento de los rebeldes. Vuestro Coronel y Comandante. Manuel Callirgos Quiroga. Copiada del Registro Oficial Lima. Junio 1885. El 12 de mayo se presentaron miles de indios: Eran los feroces conchucanos, y montañeses del Marañón, retrasados por las nieves que cerraban los portachuelos.
Se estacionaron en los cerros de Huanchac; por señas y fogatas se comunicaron con Uchcu Pedro que se hallaba refugiado en la otra Cordillera y que instigaba a combatir; pero los caciques de Conchucos.
viendo que las indiadas de Huarás, habían sido completamente aniquiladas y dispersas, resolvieron volver a sus provincias.
La artillería emplazada en la ciudad, les hacía frecuentes disparos para atemorizarlos. Al día siguiente trasmontaron la Cordillera.
El 25 de mayo, Federico Cáceres sub prefecto de Huari, nombra