BourgeoisieRosa Luxemburg

Amauta naturalistas, sino el Ulysses de Joyce y el Berlín Alexanderplatz de Doeblin. Aquí, la intención es otra. Glaesser exagera el valor cualitativo y cuantitivo del hombre sin clase. Su esperanza mesiánica, utopista se alimenta de desesperanzas. Pero Glaesser, en esta empresa, toma posición neta y categorica contra el orden social reinanY asigna al arte la función no de mantener en la pequeña burguesía la afición a la pintura naturalista de sus costumbres, sino de excitarla deesperada al combate con el espectáculo tremendo de su soledad y de su vacío.
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LA VIDA HEROICA HEROICA DE ROSA LUXEMBURGO, por Nydia Lamarque.
En el Xlo. aniversario de la muerte de Rosa Luxemburgo, insertamos este ensayo de la poetisa argentina Nydia Lamarque como el homenaje de la mujer americacana a la gran revolucionaria asesinada el 14 de enero de 1919.
ESDE que tomó su puesto de lucha hasta la jornada trágica de su muerte, la vida de Rosa Luxemburgo es la lección de energía más completa y más persistente que pueda concebirse. Combatió siempre, no conoció el desfallecimiento, no descansó jamás. Es el ejemplo impresionante de un destino sometido íntegramente a una idea, con un convencimiento absoluto, con una tenacidad que asombra. Siguió su camino por la línea recta de su apasionada convicción, y no se desvió de ella nunca, ni siquiera cuando los últimos días veía ya claramente al final la muerte que la esperaba. La consideró sin temblar, y fué hacia ella combatiendo, segura de cómo había vivido y cómo debía morir.
Hay en el Prometeo encadenado de Esquilo, un momento en que el coro de las Oceánidas rodea al Titán vencido y martirizado por Zeus en castigo de haber amado y protegido a los hombres contra los dioses. Oh, amigo! dicen ellas mira cuán funesto es el resultado. Qué socorro, qué protección esperas de los Efímeros. No ves la imbecilidad inerte, semejante al sueño, que oprime a la ciega raza de los mortales? Nunca la voluntad de los hombres perturbará el orden señalado por Zeus. Así habla el coro a Prometeo, el revolucionario. Pero el Titán no lo escucha. El sabe que esa derrota no es más que una etapa de su triunfo lejano e inevitable, y desde el abismo de su tortura y de su miseria, contesta con orgullo obstinado: Nada podrá doblegarme. Nada podrá doblegarme: palabras de Esquilo que hubieran sido la divisa y son el símbolo y el resumen más perfecto de la vida de esta mujer extraordinaria. No se doblegó cuando los gobiernos la encarcelaran viendo en ella una enemiga peligrosa por la fuerza de su talento y la energía triunfadora de su voluntad; no se doblegó en sus lu