José Carlos MariáteguiNihilism

6 Amauta ¡Ah. Cuán duro ha sido para mí que tánto me hubiera gustado no hacer nada, gastar lujo y verme considerado y adulado. Lanzó un suspiro y se calló. Yo me quedé trastornado, sin saber qué decir, pues, por el tono que aquel hombre había empleado comprendí que aquello era verdad. Era verdad que, deliberadamente, había matado su felicidad, para que su indigna compañera no participase de ella; ique durante toda su vida se había arrojado en la miseria y la vergüenza para hacerla caer con él. qué había vivido miserablemente para que ella también viviese así. Era efectivamente terrible lo que había hecho durante casi medio siglo aquel ser estrafalario que se hallaba tembloroso ante mí. Qué insondable abismo es el corazón humano y qué reflexiones no habría yo hecho con respecto a aquel horroroso y ahogado drama, si no hubiera estado esperándome abajo en el zaguán, Teresina, y si hubiese sido posible pensar en tragedias estando al lado de ella que, para mí, era el mundo entero y junto a la cual, el sol de mediodía me parecía el triste amanecer de un día de invierno!
París, fin de 1929.
POPULISMO LITERARIO ESTABILIZACION CAPITALISTA, por José Carlos Mariátegui.
en una como esO es raro que en un período de estabilización y de poincarismo el ministerio de Tardieu, como lo remarcan sus más exactos críticos, no reniega absolutamente el espíritu poincarista sino lo continúa insertando en él su técnica policial, aparezca la literatura francesa una corriente o moda el populismo igualmente distante del tetismo ultradecadente y de la desesperanza nihilista y anárquica. El populismo cuenta para asegurarse una buena cotización en la bolsa literaria con la cooperación de ostensibles factores psicológicos y políticos. La descripción naturalista del tendero, del conserje, del pequeño empleado, del artesano, del obrero mismo, observado en apresuradas visitas a los suburbios o en las horas más torrentosas del metro. recobra su rol en la literatura de la Tercera República.
Un movimiento que reconoce su mentor en Mr. André Therive, sucesor de Paul Souday en la crítica literaria de Le Temps. no podría ciertamente asignarse ninguna función renovadora social ni políticamente. El populismo proclama su agnosticismo; su neutralidad política. Pretende coincidir con la literatura revolucionaria de Rusia y Alemania en el realismo y la objetividad. Juega a la alza de estos valores, en un instante en que se presiente la baja de los que deciden la moda de las novelas de Giraudoux o Morand.