Socialism

Amauta 67 con Hoffmann inició al Comandante en las doctrinas del socialismo científico, y éste leía profunda y atentamente todas las obras que le recomendaba, y discutía luego con él.
El abogado cenaba dos veces a la semana en casa del Comandante, invitado por éste. aunque no cesaban de discutir, pronto se hicieron buenos amigos.
Hoffman me alarga una manzana. Miro con el rabillo del ojo a Ferd, sin saber si cogerla o no. Ferd está junto a su padre, la cara muy seria, y en sus labios reluce una costra de sangre como bronce cuajado. Qué os pasa, muchachos dice Hoffmann. que ponéis unas caras como si estuvieseis reñidos con el mundo? diciendo esto, daba media vuelta y se reía muy satifecho. a ti. qué te ha ocurrido? añadió, volviéndose a Ferd.
Tienes los labios llenos de sangre.
Tiemblo. Si Ferd dice la verdad. adios secreto. Herr Dr. Haffman oigo que le dice. estoy indignado. en el calor de la indignación te has mordido los labios. verdad? Hoffmann ríem. Bonito modo de dominar el genio. Es una cosa seria, Herr Dr. Hoffmann! Ferd se planta delante de él y le cuenta con pelos y señales lo que pasó en clase con Brosius y León Silberstein.
Hoffmann, apoyado en su bastón, escucha atento y muy serio.
El comandante mira a su hijo y hace gestos de asentimiento con la cabeza. yo pienso: Si Ferd miente, es que había un secreto.
Hoffmann gruñe y saca su cuaderno de notas.
Anota con gran cuidado lo que acaba de contarle Ferd.
De vez en cuando se ríe y exclama. Magnífico. Supongo que no irá usted a interpelar sobre el asunto en el Parlamento? le pregunta el Comandante.
Hoffmann menea satisfecho la cabeza. No, pero sí diré algo en el periódico.
Yo tengo la sensación de vivir una hora solemne. Creo que va usted a perjudicar al chico.
El abogado cierra el cuadernillo y mira al Comandante de arriba abajo. Cuándo, amigo mío, acabará usted de convencerse del poder de la Prensa. Brosius se pasará tres noches seguidas sin dormir cuando se encuentre con su nombre en El Vigía del Pueblo; ya lo verá usted. No me parecen limpios esos procedimientos dice el Comandante. Me han dicho que hay funcionarios que compran secretamente el periódico en cuanto se enteran de que trae algo contra algún compañero. Sí, y lo hacen circular exclama Hoffman, entusiasmado. Es triste! dice el Comandante volviendo la espalda. Cuando yo ataco al ministro en el Parlamento dice Hoffmann. todos sus subordinados lo leen, y con gran fruición. un cincuenta por ciento de las noticias y los informes, me los suministran personas estrictamente adictas al Gobierno. Repugnante, repugnante! exclama, asqueado von Pero eficaz añade el abogado.