Amauta 59. manos.
tos, que eran los sellos y los comentarios a las sentencias de los Tribunales.
Yo estaba atento a mi madre, que bordaba flores azules y encarnadas en un mantel, y la veía sonreírse, pero no sabía si era a mí o a mi padre. Qué. rompió de pronto a hablar Qué hay de lo de Ferd. También tú quieres dejar de andar con él. No. grité No! Yo quiero seguir jugando con éll. Muy bien. De modo que quieres seguir jugando con él? repitió mi madre con cierto retintín ¿Y por qué. Pues porque me es extraordinariamente simpático. ahora que está solo, más todavía.
Aquí, mi madre levantó la vista de su labor.
Yo me puse todo colorado, y no sabía dónde colocar las ma. de dónde sabes tú que Ferd te es tan simpático?
Mi situación era desesperada.
Mamá! dije, perplejo, no sabiendo qué contestarle.
Pero mi madre no me perdía de vista, con el rostro inmóvil, fijo, y los ojos de un azul penetrante. Sería capaz de. De qué? Acaba. De besarle!
Al llegar a esta parte del diálogo, ya estaba yo entre sus rodillas y buscaba el calor de perdón de su regazo. Mi madre me estrechó contra sí, cuando rompí a llorar. Le has besado ya alguna vez. No, mamá, porque no se dejaría. Pero le quieres mucho. Casi tanto como a tí, mamá. al decir esto adivinaba su sonrisa.
Cogió la labor y la puso sobre el sofá. Pues si le quieres tanto, no debes separarte de él. Mamál grité entusiasmado, sin poder contenerme y besándole las manos. si alguien quiere impedírtelo, le dices que te he autorizado yo, que tú no tienes por qué meterte en nada de lo que le reprochan a su padre, que ésas son cosas que sólo interesan a las personas mayores y que ellos deben arreglar entre sí como Dios les dé a entender. Que tú eres un chico y Ferd un amiguito tuyo. Entiendes. Sí, mamá, pero. le repliqué, sopesando ya en mi cabeza las consecuencias el hijo del juez nos ha amenazado con que daría de puñetazos al que anduviese con Ferd. Bah! No se atreverá con él. Boté de entusiasmo. Naturalmente, mi madre tenía razón. Protegiéndome Ferd, nadie se atrevería a tocarme. Oh, no tengo miedo a nadie. Ya pueden venir. Ferd es el más fuerte, el más guapo y el mayor de todos. Ferd es un chico muy listo y agradable. dijo mi madre, sonriendo y puedes aprender mucho de él. Yo quiero ser como él. Ferd es un héroe! diciendo esto, agité los brazos con tales extremos de entusiasmo, que dí con la mano izquierda en una taza de té a medio beber, y la taza fué a estrellarse contra el suelo con sordo ruido.