42 Amauta ver el estado de desolación y ruina en que se encuentra esta población, presa de verdaderos salvajes que roban, incendian y matan.
Nunca estuvo tan acertado el Supremo Gobierno, como cuando mandó esta expedición, cuya misión es santa, pues viene a arrebatar al crimen su más codiciada presa. Los niños, ancianos y mujeres se han amparado a nosotros como sus únicos salvadores.
Ya han sido escarmentados los indios, y se van retirando a sus estancias, según últimas noticias.
Muy pronto emprenderé sobre Huarás, y creo que sea este el último baluarte de los indios. Desde allí tendré la satisfacción de comunicar a todo lo que ocurra en el Departamento. Dios guarde a Ud. José Iroala (Tomado del Boletín Ofiical. Mayo 1885. Concluirá en el próximo número) 0 M La hoja de estaño traza su dorado signo en prodigiosas minas a su alrededor tal vez para que yo cante, con mi sentido abierto su forma, entre pálidas corolas recostadas.
Pienso que este otoño rendirá sus sienes y sus alegres párpados en la vida del sueño, aunque esconda su trama florida como un mito, de mi ansia y del salvaje viento segados.
Ella, tan frágil la oprimen otoño y mi mano la rondan palmeras como los primeros fríos, su semblante para unido de olas solemnes, sus cabellos le caen como una cítara.
Ya libre no está; la ciñe mi anillo oscuro, una espiga la sube hasta la cima del día, en donde la llama de otoño le labra su don más hondo y la suelta como una hoja, cuyo destino es mío. Díaz Casanueva.