Guerrilleros

Amauta 39 Atusparia contestó con otro chasqui, que Uchcu Pedro hiciese lo posible por contener a las tropas invasoras, y dar lugar a que Mosquera llegase a Yungay, y esperase a los gobiernistas para darles batalla sobre cansados. Que Atusparia se quedaba en Huarás orga nizando un nuevo ejército, y esperando la llegada de las indiadas de los Conchucos, que ya le habían dado por chasqui noticia de su venida.
Los feroces guerrilleros de Uchcu Pedro contenían las avalanchas del ejército invasor. En Matacota sorprendieron una avanzada. Fué hecha prisionera. Decapitaron a todos, y pusieron las cabezas en picas a la vera del camino.
En Punap, Uchcu asaltó a las tropas gobiernistas; después de un reñido combate, que duró varias horas, y cuando ya le habían matado la mitad de sus soldados, el jefe indio creyó prudente retirarse a Yungay, dónde calculaba que ya estuviese Mosquera. Cuándo llegó a la ciudad, recibió la cruel sorpresa de no encontrarlo todavía. El Prefecto Iraola, horas después, ingresó a Yungay sin encontrar resistencia.
La marcha de Mosquera una Borrachín empedernido y cobarde como gallina, medio Tartarín, bellaco y traidor, el ratas doctor Mosquera, que merced a sus subterfugios, había sido nombrado jefe del ejército indio al que había dado el nombre de republicano. para envalentonarse, desde que salió de Huarás, a pesar de las advertencias de Montestruque y de las órdenes terminantes de Atus de llegar lo más pronto posible a Yungay, hacia grandes pascanas en el camino, donde repartía fuertes cantidades de alcohol entre el ejército, diciendo: Beban hijos míos, que para batirse como valientes, hay tiempo.
Al llegar a Carhuas, encontró un gran sarao. pesar de ser casado, Mosquera perdía la cabeza por las muchachas y. al Diablo la sublevación! primero era bailar y chupar con las chinas. para, en la madrugada, cuando el pisco ha inflamado de deseo el corazón de las hembras, raptar a la más guapa, encabritar el caballo, disparar tiros, matar hermanos y parientes, y por fin violar a la virgen en las primeras horas de la madrugada, sobre los alfalfares húmedos y en flor! Un mestizo Angeles viendo el entusiasmo del Comandante, le reprochó su indolente conducta, haciéndole ver, que una hora de retraso era la pérdida de Yungay, y por consiguiente el descalabro de todo el ejército. La resistencia de Pedro sería un sacrificio inútil. Si se había enrolado él, en el séquito de Mosquera, era por un puesto oficial que se lo había ofrecido, pero, viendo la traidora desidia del jefe se volvía a Huarás. Desertor. Cobardel gritó Mosquera terriblemente indignado.
Angeles contestóle con denuestos de grueso calibre. El Comandante al verse faltado, sacando el revólver, lo ultimó a balazos.
Después de cometer este asesinato, siguió bebiendo y bailando, jactándose de matar a todos los traidores y cobardes que desobedecieran sus supremas órdenes.
Viendo Mostestruque, que Mosquera, por lo muy embriagado que estaba se había dormido, dió orden de seguir adelante. Antes