34 Amauta reñidos encuentros derrotó al Coronel Gonzales, y tomando las poblaciones nombradas las entregó al saqueo.
Con sus huestes victoriosas siguió a los gobiernistas hasta cerca de Casma.
Ei Prefecto Iraola indignado con la derrota de Gonzales, entregó el mando de las tropas para una segunda expedición, al feroz coronel Callirgos.
Los gobiernistas abandonaron Casma y se retiraron a Chimbote.
Uzcu Pedro, por los caminos altos de la Cordillera los fué siguiendo hasta las alturas de Moro y Nepeña donde les perdió de vista.
Temiendo el Jefe indio una contra marcha de Iraola, pues por los caminos de Chimbote era casi impracticable pasar la Cordillera, volvióse nuevamente a cuidar los caminos de Huarmey y Casma, fáciles de trasmontar.
Atusparia, Supremo Dictador Las victorias alcanzadas por Uzcu Pedro, hicieron de Atusparia, amo y señor de uno de los más extensos y poblados departamentos del Perú. Cómo es posible decían que los indios, cobardes y faltos de iniciativa en la guerra, se trasformen de un momento a otro, en valientes, y surjan pequeños napoleonos. Es que en la guerra del Pacífico, los indios no tenían ningún ideal. Era una lucha de blancos contra blancos.
La sublevación de Atusparia es una lucha de razas: de oprimidos contra opresores. los indios marchan conscientes a las batallas, guiados por un ideal. contestaba Montestruque.
Los blancos de Huarás, habían salido de sus escondites, y perdida toda esperanza, se entregaron a Atusparia. Este les hizo firmar una acta, en la que se comprometían a reconocer su autoridad suprema, y a mantenerse completamente neutrales en las próximas luchas con las tropas de Lima.
La vida de la ciudad se normalizó por completo. Había una limpieza extremada en las calles, cosa que admiraba pues los indios tienen fama de sucíos. Cuentan las crónicas, que él turbulento Huarás estuvo bajo la autoridad de Atusparia mejor que nunca. La gente se acostaba temprano y no habían las acostumbradas borracheras, tiros, serenatas, raptos y juego, a los que tan aficionados son los blancos.
La Semana Santa se celebró con inusitada pompa. Se sacaron muchas procesiones. Atusparia presidió todas las ceremonias. En el Cabildo Eclesiástico recibió la Llave del Tabernáculo.
Atusparia a pesar de su encumbramiento no cambió sus vestidos medios. Continuó usando su chaqueta verde ribeteada con trencilla negra, botones dorados, calzón de jerga negra, partido para mostrar la pierna musculosa. Usutas de cuero. Como primer alcalde usaba (tan sólo en Semana Santa) capa negra de pana, chambergo con cinta de tres colores, y un gran báculo engalanado con campanillas de plata.
Los demás capitanes con sus vestidos de jerga azul, negra, verde o amarilla, según la parcialidad a que pertenecieran. Todos, lucían sobre el pecho, cintas rojas y rutilantes medallas con la imagen del Sol.