Amauta 101 desarrollo histórico de la cultura humana puede colocarse en dos planos.
Uno puede llamarse el de la historia verídica del mundo, el de la historia sostenida por la más completa evidencia documental. Este plano resulta comparativamente reducido. Comienza en el sudeste con la Babilonia primitiva, por una parte, y el Egipto dinástico por otra, y ocupa esencialmente solo las costas mediterráneas y Europa. ésta debe agregarse la emanación cultural europea desde la Edad Media (la llamada conquista del mundo) y algunos conocimientos sobre otras culturas, principalmente respecto a China, escasa en el caso de la India, y en lo que concierne a la cultura americana, completamente desdeñable.
Contra este reducido plano histórico de la historia del mundo, hay un gran espacio etnológico sin historia: las vastas regiones de Asia, Oceanía, Australia, América y la mayor parte de Africa. En todas estas regiones falta la historia cronológica. Todas las tentativas para fijar las fechas fallan cuando se llega a comparar los hechos históricos con los hechos etnológicos.
Cuando se descubrió Tasmania, la civilización de la isla era igual a la que existió en Europa hace 12. 000 años. La cultura de la Polinesia era idéntica a la de la época neolítica (alrededor de 000 años antes de Cristo. El arte de la pintura en las grutas que alcanzó su perfección en Europa hacia el año 7, 500 antes de Cristo, todavía existía en Sudáfrica en el siglo pasado. Todas las culturas de origen extraño a las de los países históricos de Europa, cuando los europeos no las han destruído, se caracterizan por un hecho que no posée la cultura moderna: una fuerte unidad y una vitalidad de estilo, ya procedan de 1, 000 o de 000 años antes de la época actual.
Estos estilos están limitados a ciertas áreas y pueden degenerar, pero nunca se destruyen del todo, hasta que la civilización europea los mata. En otras palabras, los usos y costumbres de miles de años de antigüedad existen todavía, ya sea en la realidad o en la meMATE moria de los hombres.
Fuerte unidad y vitalidad de estilo tiene el Perú indio; sus usos y costumbres inmemoriales apenas si han variado. El europeo solo destruyó la armazón política, todo lo trasferible de la civilización inkaica, pero no ha podido arrancar a los peruindianos su alma de cultura. la raíz biológica de su existencia como pueblo. Son incomprensivos, cuantos desde lejos, desde lo profundo de su gruta provincial, juzgan meras fantasías de literatura barata predicar el indianismo. No llegan a ahondar que el Perú no es solo el pequeño país, de criollos europeistas o mestizos ensimismados sino que sigue siendo el hogareño recinto de una antiquísima raza que descansa, en sueño fructífero, de gloriosas hazañas.