Amauta 89 cesas, belgas, inglesas, alemans y norteamericanas. Si todo esto no es embrujo, no se que pueda ser. No dudo que más de alguna crítica tenemos bien merecida, pero os invito a dar a Dios lo que es de Dios y a César lo que es del César.
49 Por arte de brujería se llevó a cabo también en 1927 28 una reforma educacional que tuvo su cuerpo doctrinario en el Decreto ley 7500.
El propio Presidente de la República ha declarado después de derrogarlo que este documento contiene los prineipios fundamentales en que se cimentará siempre la educación de un pueblo. No es mi ánimo comentar su aparente fracaso. Hubo indudablemente razones que lo determinaron: pobreza franciscana, falta de vinculación de los reformadores con institueiones, organismos y funcionarios poderosos, incomprensión; pero dejemos al porvenir el veredicto. Sólo quiero haceros presente que este acontecimiento, feliz o desgraciado, constituye la antesala del momento actual y en ella se proyectó por primera vez una serie de transformaciones sustanciales como la renovación del mobiliario, la revisión de programas, la nueva edificación escolar, la transformación de las escuelas normales, la contratación de técnicos extranjeros (que vendrían, esto sí, a darnos su experiencia, no a vapulear) etc. etc. Que sólo ahora todos estos propósitos tengan aplicación es también explicable: hay dinero, mucho dinero, hay estabilidad de los funcionarios, aunque parecéis dudarlo. Se trata como veis de un momento político social saludable y lo encomio. No había para qué, ni por qué herir en el corazón a quienes desde sus modestísimos retiros contemplan con simpatía la misión que venís desempeñando. En mis ratos de ocio, que son pocos, me detengo a meditar en una brujería más. Hoy, de cualquiera manera, el problema educacional está entregado a los técnicos de la función docente, esto es, los profesores. Ha dejado de ser la educación la cuerda que sucesivamente arrastraban en juego loco las izquierdas y las derechas políticas. Ha dejado de servir de campo de merodeo de mezquinos intereses.
Ha sido llevada la educación al terreno científico, independiente que le es propio: Esta maravilla es nueva, novísima. Seguramente no estabais documentado sobre ello. Podéis preguntar, ahora, a quienes corresponde el alto honor de la jornada.
Finalmente, señor, deseo haceros un reparo, reparo de aprendiz evidentemente. En vuestra conferencia última urgentemente solicitada afirmásteis lo siguiente: el objetivo de la segunda enseñanza consiste en preparar al individuo para los estudios Universitarios. La enseñanza secundaria no es un fin en si misma, debe encontrar su cúspide y coronación en la Universidad. continuación defendisteis el liceo selectivo y su correspondiente clientela, condenásteis la coeducación, la pedagogía de la acción y cien cosas más. Después de esto confieso que no sé nada en educación. Tenía algunas ideas sobre la finalidad de la educación secundaria y las he arrojado con fastidio. Eran trastos inútiles. Sin embargo, humildemente os recomiendo la lectura de las conclusiones de la Asamblea Pe.
dagógica de Setiembre de 1926 en lo que se refiere a estas materias. Seguramente encontraréis allí ideas bastante aprovechables. Os iba a hacer un reparo y no he querido.
Sólo os confieso que, según comprendo, lo que deseáis es una reacción violenta, una franca vuelta atrás; el predominio de los viejísimos conceptos pedagógicos. Sois, pues, a vuestro término, un inconoclasta del siglo XVIII y una estatua de sal y yo que tenía los ojos esperanzados al porvenir, he de volver sobre mis pasos lastimosamente.
Finalizo esta larga réplica. Pero antes quiero haceros una aseveración audaz. He seguido con interés el curso de la Asamblea Pedagógica última.
He leído con atención los resumenes de las disertaciones así como las con