Amauta 55 Mate Su razón lógica no concibió en su medida, el conjunto de las aspiraciones de todos los individuos y de un solo individuo. a pesar de su esfuerzo para ser unanimista, su obra aparece dispersa y está retaceada en múltiples estilos, desde el esquema hasta el realismo de Rodin.
La obra de Bourdelle es arquitectura; es su instinto esencial el que se afirma en todas sus manifestaciones. Pero en todo lo expuesto por él hay algo de duro, inhumano, lejano del dolor, lejano de nuestras luchas y de nuestras ansias. Esta segregación de la humanidad, la hace casi anónima y le dá un carácter híbrido. Sus monumentos son impersonales; sus estatuas no tienen individualidad. Son la representación de un género masculino o femenino; pero siempre arquitectura, masa, porque no tienen blandura, ni sensualidad, ni dolor, ni equívoco en la forma.
Antonio Bourdelle no es un artista actual; nuestra civilización, nuestro ambiente no han dejado huella en su obra. Los horrores de la guerra, los sufrimientos del pueblo, no lo han conmovido. Está lejos de las masas proletarias. Por eso, el poema de su obra es intemporal y su templo está vacío. Le falta a su equilibrio la tragedia de Miguel Angel y de Rodín, para ser decisivo y necesario a nosotros. Le falta el resplandor de la rueda trágica: la que toca con sus rayos todos los ámbitos y que dá un sentido trascendente e inconmensurable al poema social del Hombre.
Pero Bourdelle tiene un aspecto que llega a emocionarnos; y es en sus figuras de danza. Tienen superficies tan expresivas que vuelven sobre ellas mismas, con una fatalidad invencible como la gravitación.
Las danzas de Bourdelle, son planos en movimiento alrededor de un principio arquitectónico.
En ese aspecto fué Antonio Bourdelle grande. Pero cuando de un modo tal vez inconsciente trata de imitar a Rodin, su obra falla. sus