BourgeoisieFrance

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Amauta 51 BOURDELLE EL ANTI RODIN La apología de Emile Antoine Bourdelle, el gran escultor que Francia acaba de perder, tiende a ser, en cierto grado, el proceso de Rodin. Esta entonación caracteriza los elogios de Waldemar George y Francois FosEl arte de Bourdelle es entendido y estimado por su más entusiasta crítica como una reacción contra el arte de Rodin, aunque la impronta del gran maestro de Los burgueses de Calais sea demasiado visible en algunas esculturas del celebrado autor del Monumento al general Alvear. Esta actitud corresponde, en todas sus partes, a una época de neo clacisismo, de neotomismo y de rappel a ordre en el arte, la filosofía y la literatura de Francia. I, por esto mismo, debe encontrar vigilante el sentido crítico de los artistas fieles a la modernidad, fautores de la Revolución.
La revisión de Rodin, iniciada por críticos de espíritu exquisitamente reaccionario, no se distingue, en sus móviles recónditos, del proceso al romanticismo por Charles Maurras: ni de la requisitoria contra el estúpido siglo XIX de León Daudet. Una burguesía decadentista y agotada, que se averguenza en su ancianidad de las aventuras y bizarrías de su juventud, no perdona a Rodin su genio osado, su ruptura con la tradición, su desesperada búsqueda de una vía propia. Rodin traduce el movimiento, la fluencia, la intuición. Su obra toca a ratos los límites de la escultura; a ratos los rebasa. Es el escultor dyonisiaco de una época dinámica. Sus figuras surgen de la materia, emergen del bloque con impulso autónomo, personal. Una burguesía fatigada y blasée. que retorna a Santo Tomás y hace actos de contrición, rechaza íntimamente ese inmanentismo de la materia, ese romanticismo de la forma que anima, con vitalidad exaltada, patética, la creación de Rodin. Rodin no tiene que ver con los clásicos escribe Waldemar George La naturaleza le ha provisto los elementos de su trabajo. Esa naturaleza es sumisa a la acción vivificante de su fuerza creatriz. Es asombroso que para llegar al efecto dramático de un Balzac un artista haya podido olvidar la historia y sacar de sí mismo, únicamente de sí mismo la materia de su obra. Podéis hoy apreciar los trabajos de Rodin bajo un ángulo nuevo. Damos de barato su filosofía primaria y el carácter literario de su inspiración. Olvidamos esa estética fin de siglo de que la mayoría de sus obras llevan la marca. Todo esto está dicho, con respeto al genio y a la grandeza de Rodin, pero no se propone sino invitarnos al acatamiento absoluto de Bourdelle, el artista que recondujo a la escultura a sus principios, a la historia, a la regla trascendente.
Para sus elegantes apologistas, Bourdelle es, sobre todo, el artista que ha sabido restituír a la escultura moderna ese sentimiento del estilo, ese sentido de la arquitectura y la decoración, ese gusto por la nobleza, de que la habían despojado Rodin, Meunier y la escuela realista.
Pero si Rodin al concebir su Puerta del Infierno. como la obra digna del genio creador de su siglo, como la única equiparable y equi