Amauta 47 indígenas. Tercero. Que mientras las indiadas se concentran en Huarás, se mantenga la población muy limpia, para evitar pestes.
Cuarto. Que mientras estaban alzados, podían aprovechar libremente las indiadas, únicamente para su alimentación, de las cosechas y ganados de los patrones.
Quinto. Que el día siguiente, domingo ocho, oyesen todos la misa de gracias. Que así el Señor de la Soledad perdonaría todos los pecados cometidos, y hasta mandaría agradecido a Santiago Apóstol y a Gabriel Arcángel. a pelear por sus devotos hijos indios.
Atusparia hizo llamar al doctor Figueroa, párroco de San Sebastián, y con halagos y amenazas, hízolo aceptar, que al siguiente día se celebrase una misa en acción de gracias por la victoria alcanzada.
El domingo, en la Iglesia mayor, se cantaba la solemne misa anunciada. Atusparia asistió a ella con capa negra y banda escarlata. Los sacerdotes hicieronlo sentar en el sitio de honor, y para que descansasen sus pies calzados con rústicas ojotas de cuero, le pusieron un hermoso almohadon bordado con hilos de oro. En el Sermón el Cura Figueroa, con esas rústicas metáforas. que usan los curas serranos, para predicar a los fieles, les dijo, que Dios era como un tierno cordero subido en un horno de pan. Cuando estercolea, ruedan sus pequeñas boñigas a indistintos lados. Hoy el abono había caído en el campo de los indios. Qué eran las estancias con este estiercol. Abonarán los tiernos sembríos, y será grato fuego en el fogón casero. Dios al ver que así, usaron de misericordia, hará producir las mieses y no faltar maíz en la olla. Mas si el estiércol sirvió para las fraguas, donde se funden lanzas guerreras. Dios quitará los ojos de los campos. Que Dios había hecho a los hombres, unos para mandar, y otros para obedecer, que a las almas recién nacidas, Dios les decía ¿quieres mandar en la tierra, y condenarte para siempre en el infierno. o quieres sufrir en la tierra, y gozar eternamente en el Paraíso. que todas las pequeñas almas de los indios habían escogido el Paraíso. Que si se quieren ir al Cielo, es necesario obedecer a las autoridades. recalcó varias veces la obediencia a las autoridades.
Después de la misa el doctor Figueroa, fué a cumplimentar al jefe indio, temeroso de que sus palabras, lo hubieran disgustado, y para sondearlo le preguntó. qué tal te ha parecido el sermón. Muy bien doctor le contestó socarrón el indio. Hace Ud.
muy bien en predicar la obediencia a las autoridades, pues si a mí, el Supremo Delegado, no me la guardan. Dios sabe lo que será de Huarás y de ustedes.
El Banquete. Montestruque y Mosquera.
En la tarde, en la Prefectura, Atusparia dió un gran banquete a sus capitanes y soldados distinguidos, invitó especialmente a muchos blancos, entre los que se encontraban Luis Felipe Montestrugue, periodista, y el doctor Mosquera abogado popular por sus borracheras.
Con el vino, las ideas de Montestrugue, intelectual romántico idealista, se recalentaron, y en un vibrante discurso dijo: Que el Perú actual es una continuación odiosa del Coloniaje espaol. Que la guerra de la Independencia fué sólo una revolución contra la Metrópoli: de blancos contra blancos, de privilegios contra privilegios. Que la revolución que faltaba, era la social. de oprimidos contra opresores, de indios contra blancos. Que el indio tenía dere