Amauta 43 Allí Atusparia como primer alcalde indio de Ancash, habló a la india da, instándola a la sublevación. Mañana terminó todos traerán una carga de paja. como en los trabajos habituales nos encaminaremos a la Prefectura, y, cuando estemos dentro, arrojaremos la paja, y mostraremos las armas. No habrá perdón. Serán exterminados todos. Esa noche se organizaron los batallones indios, cada estancia formaba una compañía, que tenía por jefe a su alcalde y sub jefes, a los regidores.
Atusparia fué aclamado Delegado o sea representante de todas las estancias.
El cuñado de Atusparia, Angel Bailón, tomó el mando de las estancias de Marian, Unchus y Kuyllur, las más valientes y reforzadas, genitoras de la sublevación. Pedro Granados, antiguo soldado de la gendarmería, que se había dejado crecer la trenza, le encargaron de la defensa del castillo de Pumacayan, la llave estratégica de Huarás.
Este fuerte incaico, tenía murallas de piedra, labradas y pulidas, representaban en alto relieve coitos de pumas. Tenía subterráneos, y torreones, en los que como centinelas, se erguían monolitos de piedra.
El Prefecto estaba destruyendo esta reliquia, para aprovechar las piedras labradas, en los cimientos y paredes del cementerio y casas particulares.
Asalto del 1o. de Marzo.
En la mañana del 19 de Marzo, los indios, bajaron a la ciudad portando haces de paja.
Una vieja que estaba en el secreto, corrió a la Prefectura dando grandes voces. Los indios vienen a matarnos. Entre la paja traen las armas!
Los soldados que temían una sorpresa, salieron prontamente de sus cuarteles, e hicieron fuego contra los primeros cargadores de paja.
Los indios al verse descubiertos, mostraron los rejones y machetes que escondían entre los haces, y fuéronse temerariamente sobre los soldados. En la lucha los indios fueron muertos. Los soldados avanzaron sobre el Barrio de San Francisco, donde la indiada se entretenía en saquear las tiendas de los comerciantes chinos. El escuadrón de caballería cargó impetuosamente contra las turbas, compuesta en su mayor parte de mujeres, que fueron arrolladas. El escadrón subía triunfante al Castillo de Pumacayan, fuerte de la indiada, cuando en la callejuela estrecha y ernpinada, llena de graderías resbaladizas, que conduce al Castillo, surgió Granados armado de una honda con la que lanzaba pedruzcos más grandes que la cabeza de un hombre.
Dicen las tradiciones de los indios, y es confirmado por los blancos de Huarás en una carta que publicaron en El Comercio de Lima, que el indio Granados, sólo con su honda, descalabró a 70 hombres de caballería. Los indios pudieron aprovechar esta retirada de la caballería, para tomar Huarás fácilmente, pero temían a la mucha tropa que había en la plaza; y esperaban a los indios de las estancias vecinas a quienes habían dado aviso de la sublevación.