Amauta 13 PO M S Α Μ PUEBLO cosas.
OS días no pasan en el pueblo; están apoltronados en las ruinas de las fés, que, no obstante, todas las albas llaman a misa temblando de frío.
Veinticuatro sombras que pasan por las mismas cos En las iglesias, por las claraboyas, las golondrinas llevan a Dios los mismos rezos viejos, tibios, sin fecha, con anhelos pálidos.
Un zapatero clava los mismos pasos rotos.
Los colegiales echan sus inquietudes a la acequia; pero no hay tiempo para ponerlas en un barquito de papel.
Las dos de la tarde colgada siempre de la albura de la ropa en los cordeles de los patios. Lavaza muerta, azulada, sin espuma.
Las plazas siempre en domingo, benditas, hastiadas.
En los vidrios, crepúsculo.
Las ocho.
Blanca del Prado Arequipa. 1929.
EL VENENO, por Maria Wiesse. Cómo cholo cotra vez enfermo. Si, pues, patroncito. La enfermedad no me quiere dejar, patroncito.
El hombre un mestizo de 24 años, de facciones fuertemente modeladas y abundante cabello negro estaba envuelto en un grueso poncho de lana rayado. Pero a pesar de eso, a pesar de la ardiente temperatura estival Febrero en una hacienda costeña del norte del Perú temblaba de frío y sus dientes chocaban el uno contra el otro.
Sus ojos, de expresión melancólica y huraña, brillaban intensamente, anormalmente bajo la acción de la fiebre. Caramba. El médico le había puesto el termómetro) 39!
Bueno; échate y toma esto cada dos horas. Cuando te haya pasado el acceso lo tomas tres veces al día. Entiendes? cuidado con ir al trabajo, mientras te sientas mal. Así lo haré, patroncito. Gracias patroncito.
Salió el hombre, el cuerpo sacudido por la fiebre.
Demetrio Paredes, el médico de la hacienda Castañeda. murmuró. El paludismo vá a acabar con estos cholos. Qué veneno!
Entró otro hombre, otro peón con un forúnculo en el cuello. Paredes procedió a curarlo; el hombre gruñía de dolor apretando los puños. Cuando el médico ajustó el tumor, para extraer la pus, el cholo lanzó un grito agudo, un ay penetrante y largo. Vamos, hombre, no es para tanto.
Demetrio, él mismo, sirvió un poco de coñac al trabajador. Eso te compondrá. Cuídate de la tierra y no te vayas a quitar la gasa. Pasado mañana vuelve.
Un tercer enfermo, un indio aún jóven, pero extenuado, acabado