Democracy

82 Amauta un a y siguiendo furiosamente las sombras de los astros.
Pero no todos saben ni están enterados de la vida de Alcides Argue.
das. Mucha gente lo cree aún buen hombre ya que no acreditado escritor.
Arguedas tiene la ingenuidad de contar a sus amigos en el extranjero que debido a su independencia y valentía, vive alejado de Bolivia, pobre e igno.
rado. Cómo. me decía sorprendido hace días. el escritor José Vasconcelos. entonces Arguedas es rico. Arguedas siempre ha sido rico, favorecido por los tiranos y por las complacencias. le respondí. Su for.
tuna heredada pasa de cien mil pesos, tiene haciendas y explota a los indios. Arguedas odia a la gente viril y revolucionaria. También a los que no toman en cuenta, hombres y mujeres. En su vida ha tenido un solo amor!
Yo creo que hasta quiso cortejar a la Gabriela Mistral en un viaje a bordo. no hablo porque me preocupa Arguedas. mí me escribió una carta llena de aplausos que se la voy a enseñar en seguida, pero sabía que Arguedas ya en ese tiempo era un pobre viejo fracasado que andaba galanteando las botas y el bolsillo de don Simón Patiño. No comprende usted. Todo un escritor independiente. más tarde, como alguien insistiera sobre Arguedas, continué dando detalles sobre la historia monumental que escribe. Arguedas es sobretodo un hom.
bre de paciencia. fuerza de paciencia se ha convertido en un mediano escritor. Diputado durante el gobierno del general Montes su acción parlamentaria fué nula. Lo vieron todos de rodillas y cuando quiso hablar sólo se le oyó una frase corta y decisiva en la democracia: iviva el general Montes! Enemigo del Presidente Saavedra, sin embargo aceptó el puesto de Cónsul General en París, durante todo su gobierno. No faltaban sino dos meses para que concluyera su mandato, cuando Arguedas, oportuno y previsor, renunció su cargo en documento originalísimo: porque no quería servir a la tiranía. Pero la cuestión fué otra. Arguedas había hecho ciertos negocios sucios con la com pra de unos alfombrados que le encargó el gobierno de Saavedra para el Palacio de La Paz. Tal fué el rumor corriente en esa época. Otros decían que Arguedas se había comido trozos de alfombrado persa en compañía de una dactilógrafa maniática y antojadiza. Sin puesto consular, pero con trozos de alfombrado persa en el vien tre se puso de nuevo a escribir su historia monumental. Es decir, Arguedas, se covirtió en tapete para que caminasen sobre él todos los sátrapas y magnates bolivianos que gozan en París, derrochando el trabajo y el sudor de los miles y miles de trabajadores de su país. Cuando subió al poder el actual mandatario Hernando Siles, recuerdo que en un discurso cursilón y nacionalista combatió Arguedas, llamándolo cabro emisario y otros adjetivos. Sin embargo, Siles el guerrero. que hace temblar no solo al Paraguay sino a toda América, en esta hora de naufragio, de orfandad, de desprestigio, ausente de todo aprecio, necesita del historiador monumental para que haga propaganda de su gobierno en el extranjero y escriba un jugoso comentario sobre la zarzuela más divertida que se desarrolla en los Andes.
Esta es la verdad sobre el escritor Arguedas. Pero. a costa de qué cosas ha vuelto a la diplomacia éste espíritu independiente? En una entrevista fraguada por el mismo Arguedas declara a un señor Santiago Valencia, sirviéndose de la revista feuille de chou Amérique Latine. entre otras cosas las siguientes: que la revolución agraria no podrá llevar.
se a cabo en países como Ecuador, Perú, Bolivia, donde la masa indígena no sabe lo que quiere. agrega para congraciarse con el presidentillo Siles, a quien admira: un dictador honesto e inteligente, es preferible tener cámaras legislativas. De esa