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Amauta 73 del pensaDel prejuicio de la inferioridad de la raza indígena, empieza a pasarse al extremo opuesto: el de que la creación de una nueva cultura americana será esencialmente obra de las fuerzas raciales autóctonas. Suscribir esta tesis es caer en el más ingenuo y absurdo misticismo. Al racismo de los que desprecian al indio, porque creen en la superioridad absoluta y permanente de la raza blanca, sería insensato y peligroso oponer el racismo de los que superestiman al indio, con fe mesiánica en su misión como raza en el renacimiento americano.
Las posibilidades de que el indio se eleve material e intelectualmente dependen del cambio de las condiciones económico sociales. No están determinadas por la raza sino por la economía y la política. La raza, por si sola, no ha despertado ni despertaría al entendimiento de una idea emancipadora. Sobre todo, no adquiriría nunca el poder de imponerla y realizarla.
Lo que asegura su emaneipación es el dinamismo de una economía y una cultura que portan en su entraña el germen del socialismo.
La raza india no fué vencida, en la guerra de la conquista, por una raza superior étnica o cualitativamente; pero sí fué vencida por su técnica que estaba muy por encima de la técnica de los aborígenes.
La pólvora, el hierro, la caballería, no eran ventajas raciales; eran ventajas técnicas.
Los españoles arribaron a estas lejarias comarcas porque disponían de medios de navegación que les consentian atravesar los océanos. La navegación y el comercio les permitieron más tarde la explotación de algunos recursos naturales de sus colonias. El feudalismo español se superpuso al agrarismo indígena, respetando en parte sus formas comunitarias; pero esta misma adaptación creaba un orden extático, un sistema económico cuyos factores de estagnación eran la mejor garantía de la servidumbre indígena.
La industria capitalista rompe este equilibrio, interrumpe este estanca.
miento, creando nuevas fuerzas productoras y nuevas relaciones de producción. El proletariado crece gradualmente a expensas del artesanado y la servidumbre. La evolución económica y social de la nación entra en una era de actividad y contradicciones que, en el plano ideológico, causa la aparición y desarrollo miento socialista.
En todo esto, la influencia del factor raza se acusa evidentemente insignificante al lado de la influencia del factor economía. producción, técnica, ciencia, etc. Sin los elementos materiales que crea la industria moderna, o si se quiere el capitalismo. habría posibilidad de se esbozase el plan, la intención siquiera de un Estado socialista, basado en las reivindicaciones, en la emancipación de las masas indígenas? El dinamismo de esta economía, de este régimen, que torna inestables todas las relaciones, y que con las clases opone las ideologías, es sin duda lo que hace factible la resurrección indígena, hecho decidido por el juego de fuerzas económicas, políticas, culturales, ideológicas, no de fuerzas raciales. El mayor cargo contra la clase dominante de la república es el que cabe formularle por no haber sabido acelerar, con una inteligencia más liberal, más burguesa, más capitalista de su misión, el proceso de transformación de la economía colonial en economía capitalista. La feudalidad opone a la emancipación, al despertar indígena, su estagnación y su inercia; el capitalismo, con sus conflictos, con sus instrumentos mismos de explotación, empuja a las masas por la vía de sus reivindicaciones, las conmina una lucha en la que se capacitan material y mentalmente para presidir un orden nuevo.
El problema de las razas no es común a todos los países de la América Latina ni presenta en todos los que lo sufren las mismas proporciones y caracteres. En algunos países latino americanos tiene una localización regional y no influye apreciablemente en el proceso social y económico. Pero en