64 Amauta a mano funcionan constantemente en el Perú, aportando a la economía nacional valores considerables que pasan inadvertidos, así como también la cantidad de lana tejida. toda ella nacional, que no aparece en las estadísticas de producción. en cuanto al trabajo de los niños, ello llega hasta constituir un defecto de la raza que conviene corregır.
Desde las más tierna infancia trabajan al lado de sus padres. El indio es de una sobriedad que raya en lo increíble; un puñado de maíz o unas pocas papas le bastan para alimentarse, y se viste de telas hechas por él mismo, tiene habilidad, constancia y resistencia para el trabajo, y siempre alterna las labores propias de su oficio con el trabajo agrícola. Propio o ajeno generalmente ajeno, pues el latifundio absorbe inmensas áreas en el interior el indio cultiva forzosamente un pedazo de tierra donde está la cabaña en que viven su mujer y sus hijos, y llegada la época de recolectar las papas o de cosechar el maíz, no hay poder humano que lo retenga en otra clase de labores. Pierde dos o tres meses de jornales por ir a su chacra a cosechar unos pocos sacos de papas o algunas arrobas de maíz, pero allí, en contacto con la Naturaleza descansa, se tonifica, recupera sus gastadas energías, y vuelve fuerte y alegre a las duras faenas de las minas o las haciendas de la costa. Las compañías mineras norteamericans con un sentido prác tico y humano que les honra, no se oponen a ese éxodo en las épocas de cosecha; todo lo contrario, les guardan sus puestos a los obreros especializados en determinados trabajos. Se ha hablado de que el indio es alcohólico y el hecho es falso, pues bebe menos que los pueblos de otras razas. En ciertos días del año, generalmente en sus grandes fiestas, toma alcohol hasta embriagar.
se, pero de ordinario su única bebida es el agua, y es sabido que consumir alcohol diariamente y de modo habitual es más nocivo que en grandes dosis dos o tres veces por año. Hay quienes ven en el uso de la coca una causa de degeneración de la abatida raza indígena y eso es también un error. La costumbre de chac char, extendida por todos los antiguos dominios del Tahuantisuyo, es casi tan inofensiva como la de mascar tabaco. Las cantidades de alcaloide que se absorben son ínfimas, y su acción es la de un estimulante pasajero que produce cierta resistencia a la fatiga. Las condiciones del indio como soldado han sido calificadas en la forma más elogiosa posible por cuantos jefes y oficiales nacionales o extranjeros los han tenido sus órdenes. El 90 por ciento del ejército peruano es compuesto de indios, que en muchas oportunidades han sabido vencer y en muchas otros cubrirse de gloria ante la superioridad en número y elementos de sus adversarios. Bien vistas las cosas, el indio no tiene más que dos defectos, ninguno de los cuales es imputable a él mismo: su pobreza y que, en general, no sabe leer. De esto último resulta que todos le roban, por lo que se ha vuelto desconfiado y falto de fé. ambas cosas está poniendo remedio el actual Gobierno, difundiendo la enseñanza dándoles tierras para que trabajen como dueños de ellas, y no sean víctimas de la avaricia despiadada de los gamonales o latifundistas que les hacen trabajar por un mísero jornal de 20 30 centavos y aun menos. La Prensa 1o. de junio de 1929. Aunque con otros fines, estas declaraciones del órgano del gobierno precisan el interés creciente que despierta entre los intelectuales y políticos del país el asunto indígena, que es también una cuestión obre