Amauta 25 llas luchas. Los Lora fueron gentes de temperamento belicoso, mientras los lambayecanos, Leguías, Blancos, Salcedos, eran más contemporizadores. Piura dió a Grau, pero Grau no es el signo del valor temerario y loco, sino del sacrificio consciente, y eso se demuestra hasta en la historia de un piurano, el Comandante Vegas, recientemente publicada. El Norte tuvo pintores, es decir preocupación por el color y la naturaleza paisaje y hombre, y diafanidad en el cielo. Merino es todo claridad y observación de modelo; Sabogal, preocupación y precisión, sentido del carácter o sea contemplación. preocupación por el tipo y su significado, por lo nacional y vernáculo, es decir cierta perplejidad filosófica que no se contenta con pintar, sino que desea traducir algo más que gestos y escenas.
El Norte es, en general, contemplativo y trascendentalista. Situados ante la cuestión incaica, Valcárcel polemiza con la misma historia, y Urteaga compila datos y adopta una actitud objetiva, no obstante algunos escasos estallidos polémicos. En Antenor Orrego surge la mentalidad inquieta, pero de una inquietud orlada de serenidad, de meditación, de atisbo. Ibérico refleja una meditación ponderada y desinteresada, es decir contemplativa. Hay claridad y contemplación en la poesía tersa de Spelucín. En César Vallejo la tortura interior es una tortura trascendental, y, aunque resulte paradoja Trilce no es un libro oscuro: fué la mentalidad retrasada y de escasos matices de su tiempo: 1912. El indigenismo de Castro Pozo, observa, constata. En López Albújar aparece una forma de regionalismo no beligerante, que apunta hechos, aspectos, como en De mi casona. o retrata escenas. como en el sol piurano de Matalaché. José Lora y Lora concilio en el simbolismo con un romanticismo un tanto universitario, que se libertó en viajes a otras latitudes. en el vanguardismo de Nicanor de la Fuente, de Juan José Lora agonía y juego filosófico, y Juan Luis Velásquez paradoja y deliberado desorden se encuentra cierto contenido de perplejidad, de trascendentalismo, que falta en Oquendo juego y delicadeza. en Martín Adán, aliño, ironía, estilización. Trascendentalismo y contemplación en el Norte; constata ción, escepticismo en el Centro; insurgencia, beligenrancia en el Sur; quizás resulte muy simple el esquema, pero sirve para esclarecer muchos problemas. También es exacto que la costa ofrece una tonalidad más o menos uniforme. Pero, la Sierra, no. cuanto a la Montaña, ella toda es del Norte, porque no se puede involucrar en un cuadro espiritual regiones en que faltan los cuerpos para contener espíritus: Iqui. tos atraviesa aún la etapa de una primera evolución y para el Mundo quizás no ha perdido su carácter de cuasi Sudáfrica como cuando Inglaterra, siguiendo su método habitual, pretendió suscitar sobre esa región la conmiseración universal, valiéndose del sospechoso puritanismo de Roger Casement, a quien ella misma ajustició durante la guerra bajo la acusación de traidor.
Para el Norte el problema de la nacionalidad está insoluto y es fundamental, trascendente. Para el Centro, no existen problemas insolutos, o las soluciones en la sierra son más o menos factibles. Para el Sur, existe el problema, pero la solución ha de alcanzarse derribando.
El Norte propone soluciones filosóficas; el Centro soluciones críticas y cosmopolitas; el Sur soluciones de hecho, beligerantes, polémicas.
El Norte se afana en llegar a una meta, y especta en tanto, mientras lle