Amauta 23 amaneció en su vida. una alegría sorda.
No era el sol pleno sobre el campo no eran sus 15 años como 15 canciones populares.
Era algo ardiente doloroso que se clavaba en ella como una espina honda, pero así dulce porque era suyo. EL HIJO!
al que acechaba de todos los rinconee la miseria y el hambre, como a los hermanitos.
Una aurora distinta había amanecido.
Para él quería el sol y los caminos y la tierra y el pan sin trabas y todo lo que nunca poseemos los pobres.
Toda vaciada en él, ya no sería ella. la vida que quedaba hacia adelante se la debía ahora al pequeño sin nombre.
Cómo había cambiado la expresión de las cosas!
que se volvían duras y agresivas; nuevas también. entonces sí miró el dolor de la lucha la diaria angustia de la fábrica ruda que nunca da bastante para saciar el hambre.
Tenía el pecho henchido de sangre y de congoja, y una fiereza amarga la acariciaba todadándole ímpetus nuevos.
El era su bandera contra su pecho lo defendería!
Por él que conoció las lágrimas creció en su corazón de obrera la REBEL DIA!
magda portal.