Amauta 21 EL HIJO ASI crucificada por la Vida amaneció una mañana Era el alba del hogar proletario Jy sus ojos alegres desconocían las miradas amargas.
Trajes burdos envolvían su cuerpo de mujer trabajadora deletreando su belleza inquietante a las miradas del amo.
Cómo es triste un hogar pobre donde todo nos falta hasta la luz que penetra tímidamente por las ventanas sucias.
Pero de tanto verlo ella no lo advertía.
Sus hermanitos la besaban y le tiraban los cabellos, pero ella estaba siempre alegre Ila vida era nueval.
Sus 15 años eran 15 alegrías rotundas desafiadoras de la miseria la madre la miraba con su dolor cuajado en las pupilas de frío y permanente ya no era dolor.
Todos los días en el taller implacable suspiraba por el sol que empapaba el camino.
Los telares isocronos que absorvían su vida no lograban llevársela en la porción de fuerzas diarias la tarde era cansancio pero tan lleno de esperanzas que al alba siguiente estaba plena de salud.
El Sol el Sol a lo lejos, el rumor de la ciudad tentándola con sus promesas desconocidas que recorrían su cuerpo en un temblor, la ciudad,