Neoliberalism

14 Amauta gie a instancias o por sugestión del Padre Masiá, por ser Marquez un liberal encendido. Pero, de otro lado, en Arequipa surgió el neoliberalismo de Lino Urquieta. Francisco Mostajo agitó a las masas y aún conserva su hervor antiguo. Cuando González Prada se apartó definitivamente de la Unión Nacional, en 1902, en Arequipa se irguió Francisco Gómez de la Torre para indagar las causales efectivas, a fin de que los radicales arequipeños pudiesen pronunciarse sobre la actitud del jefe y del partido. Castilla tuvo su apoyo en Arequipa. Salaverry en 1835 era el ídolo de los mistianos. En la revolución emancipadora, el sur se confundió en un solo gesto: el de 1814. Entonces, Cusco, Puno y Arequipa se alzaron unidos y combatieron durante un año: En Umachiri se disparó el último cañonazo y lo disparó según es fama, Melgar, poeta arequipeño. Cuando la guerra con España, en Arequipa nació el movimiento de protesta, la revolución contra Pezet, bien que enca. bezada por un amigo de éste y funcionario de su confianza. Revoluciones de Arequipa intitula un libro ameno y sugestivo el Dean Valdivia. De Arequipa surgieron los defensores y fanáticos de Piérola, revolucionario y clerical también, como su tierra nativas revolucionario y clerical, demócrata y tradicionalista en una pieza, como si en él se reunieran esas características contradictorias de Arequipa.
Cusco, igualmente rebelde y conservador, coincide en muchos momentos con Arequipa. De ahí surge el movimiento del 14; y artes la gran revolución de Condorcanqui, el 780 y hasta el sueño trágicamente truncado de Aguilar y Ubalde, el 805. En Cusco se sostiene la fé católica, pero se inician revoluciones. La María Angola. campana historiada convoca a mil tumultos. a las agitaciones políticas se añaden las sociales. Grandes latifundios, gamonales, una pervivencia aguda de las formas económicas coloniales, producen un estado de descontento. Las poblaciones típicamente indígenas reflejan igual situación.
Puno, como Cusco, dió su contingente a los movimientos cruentamente sofocados de 1780 y 1814. En ambas ocasiones cusqueños y puneños, indígenas siempre, dos caciques en los dos casos, Condorcanqui y Pumaccahua se alzan contra el sistema colonial. En el fondo, las dos veces, menos con fines políticos que con fines sociales. lo interesante es que Pumaccahua fué el persecutor de Condorcanqui, pero, treinta y cuatro años más tarde, en la ancianidad, sintió el reclamo del terruño e insurgió contra sus compañeros de antes.
De Cusco y Puno nacen el movimiento y la literatura regionalista.
Mejor dicho, antilimeñista. En esto coinciden con Arequipa, no obstante que Arequipa no tenía el problema indígena y del gamonalismo tan agudo como las otras dos regiones. Pero, las tres regiones, a pesar de hallarse a diferente altura, coincidieron y coinciden en su tono, en su manera general de enfocar los problemas, en su belicosidad, en su revolucionarismo. Las masas de Puno han insurgido numerosas veces. Cusco también tomó parte principal en las revoluciones republicanas y emancipadoras. Cusco no tiene ningún poeta en el parnaso peruano, si se exceptúa personajes menores, que no forman poesía sino versificación. Se dedicó al movimiento armado y a la literatura historicista de propaganda. Historia belicosa y política consumieron sus libros y periódicos. En Puno, la inmensa masa analfabeta, no tuvo tantos voceros como Cusco, hasta que, mediante la acción a todas luces humana y dignificadora de las escuelas adventistas, se inició un renacimiento intelectual intenso.