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Amauta 33 sus ficiencia; pero. quién puede negar que el sujeto rechazado en dicha prueba, no sea capaz de adquirir la cualidad exigida o de mejorar mediante la educación y la repetición de actos, la que ya poseía en virtualidad? La tecno psicología, no puede pues resolver la progresión aritmética o geométrica y el grado cómo las energías humanas pueden llegar a evolucionar, desarrollar y perfeccionarse.
La selección individual y la orientación profesional. Aunque parezcan semejantes estos dos términos suelen diferenciarse notablemente. Una fábrica, una escuela selecciona entre candidatos a los que reunan mejores condiciones para una actividad determinada. En cambio, el pedagogo, el tecno psicólogo del laboratorio, examina a cada individuo, no en vista de un trabajo dado. sino, tomándolo como fin de sí mismo, para ver qué cualidades posee, qué aptitudes especiales reune, y cuál sería, por tanto, la actividad en que mejor podría desarrollar esas condiciones reveladas.
Ambos concurren a un mismo propósito: Adaptar a cada hombre al trabajo.
En el estado actual de la tecno psicología, parece, en términos generales, que estos dos aspectos se diluyen, en la clasificación fundamental de los individuos según la medida de la inteligencia, en los: bien dotados o supra normales, en los normales o comunes, en los deficientes o débiles mentales. Erismann afirma, como conclusión, que el examen de la inteligencia constituye una parte insubstituible de la orientación profesional, especialmente cuando se trata del ingreso de alumnos en escuelas exigentes, por las cuales se puede alcanzar una elevada profesión. 13. Y, ello resulta muy lógico; porque, si la inteligencia es la aptitud general de un individuo para colocar conscientemente su pensamiento de acuerdo con las necesidades nuevas; la adaptabilidad general cel espíritu a los problemas nuevos y a las condiciones mutables de la vida (Stern. un individuo que posea una inteligencia supra normal, poseerá virtualmente todo un caudal de disposiciones y de aptitudes para poder adaptarse con gran ventaja a cualquier ocupación. Y, a la inversa, un deficiente mental, carecerá de ese poder de adaptabilidad, fracasará y no deberá de aspirar nunca al ejercicio de una profesión más o menos elevada.
Precisamente por este fundamento, en los Estados Unidos, para determinar la orientación profesional, se prefiere casi siempre, el uso de cualquier test de medida de la inteligencia. Y, en los demás países, como Alemania, Francia (con su laboratorio de Lyon) se ensayán, los tests profesionales de los profesores Munsterberg, Lipmann.
Ebbinghaus, etc. referidos ya anteriormente. y que consisten en la reproducción figurativa del trabajo que el candidato va a escoger, o también, en el manejo de la técnica cuya ocupación postula, a fin de que pueda demostrar una aptitud sobresaliente para la actividad prevista. Es natural que si un individuo tiene más desarrollada la aptitud matemática, o la de la memoria visual, o la de la memoria auditiva, etc. se deba diagnosticar que él posee requisitos para seguir preferentemente una profesión oficio que demande el ejercicio de ella.
Lo que nos interesa saber, en resumen, es: Que el simple examen formalista, de saber leer y escribir, de tener buena caligrafía, otra minucia semejante, usado hasta la fecha para juzgar la eficiencia de un candidato cualquiera a las profesiones oficios, y compulsar el