30 Amauta El Bien que produjo el Mal de la guerra.
La hecatombe calamitosa de hace diez años, tuvo la virtud de precipitar la liberación del espíritu de muchos prejuicios seculares, de tumbar dogmas sociales, económicos, morales, estéticos, y de ensayar conceptos más reales y elevados para el equilibrio del porvenir. Entre estos, se puede considerar, como un hijo legítimo de la mencionada catástrofe bélica la aplicación de la psicología a la organización humana, a pesar de que ya existían trabajos anteriores de Munsterberg, Ebbinghaus y Otto Lipmann en el campo de la tecno psicología y del norteamericano Taylor con sus taylorismos en el campo de la economía.
Habiendo sido llamado Estados Unidos a ingresar en la gran contienda, tuvo ante sí el grave problema de la improvisación de un ejército, pues, este país fué tradicionalmente conocido como industrial, más nunca, como guerrero.
Con el espíritu pragmático que caracteriza a su raza se dió cuenta de que al entrar debía llevar la resolución de triunfar, y por tanto, debía tomar cuantas precauciones fueran convenientes para obtener la victoria La presencia de sujetos incompetentes entre un conjunto de personas aptas, era naturalmente un eslabón de perjuicios y de obstáculos que entorpecían la acción del conjunto. esto, en una gueira, que costaba cinco millones de dóllares al día, como anota Decroly, significaba un enorme sobrecosto. Las rectificaciones, los desastres, los errores tenían que traer como consecuencia la pérdida de tiempo, y por ende, de dinero. El asunto concreto y claro consistía en dar el golpe pronto y sobre seguro. cuál era la base para este plan?
La selección conveniente de los individuos reclutados en ese país, que cual una nueva Babel, albergaba a todas las lenguas y a la más absoluta heterogeneidad étnica. Había que colocar a cada hombre en su sitio, buscando el perfecto ajuste o ensamble de las mayores capacidades humanas a los diferentes puestos, aurfque fuesen los más humildes o mecánicos, conforme al aforismo sajón: The right man in the right place.
Los exámenes habituales a que se sujetaban a los reclutas acerca de los conocimientos adquiridos en la vida escolar, acerca de sus antecedentes individuales y de su origen familiar, etc. etc. no correspondían a este objeto. Para el vasto mecanismo del manejo de una escuadra gigantesca, para los múltiples aspectos de una guerra científica en la que entraban elementos químicos de manejo especial y luchaban en competencia factores psicológicos de inteligencia, valor, serenidad, etc. etc. era natural que debía seleccionarse también cuidadosamente a los técnicos y especialistas, a los que tuviesen aptitudes marcadas paTa el cometido de cada función o el manejo de cada órgano dentro del complejo engranaje total.
Fué pues necesario inventar otro sistema de examen más completo y más rápido que diera una información más precisa sobre las notas cualitativas de la conciencia, sobre las diferencias individuales, 80bre las características de cada sujeto, y por último, que resolviese la aplicación a la biologia social de aquel principio dominante en la biología animal y vegetal: cada órgano dentro de su especial función La Psicología experimental que desde los trabajos del recordado filósofo Wundt en 1878 había tomado ya un buen impulso mer