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22 Amauta DEFENSA DEL MARXISMO, por José Carlos Mariátegui.
har (Conclusión. Véase los Nos. 17 a 23 de Amauta. Pero. la técnica al menos de la novela francesa de hoy no es nueva? Berl lo niega. Los autores no abandonan, en verdad, las recetas de la novela ochocentista. La novela no logra adaptar sus métodos a los resultados de la psicología moderna. La mayor parte de los autores conservan o fingen conservar una fé en la confesión de sus personajes inadmisible después de Freud. No quieren admitir que el relato que un personaje hace de su pasado revela más su estado presente que el pasado del cual hablan. Continúan representándose la vida de una persona como el desenvolvimiento de una cosa solitaria y determinada por anticipado en un tiempo vacío. No siguen las lecciones del behaviorismo, que debería producir sin embargo, una literatura mucho más precisa que la nuestra, ni siquiera las lecciones del psicoanálisis, que debería convencer definitivamente a los autores de que un personaje está impedido por las leyes de la represión de adquirir una consciencia clara de sí. Apenas si tienen en cuenta los descubrimientos de Bergson sobre el funcionamiento de la memoria. Bergsonismo dictado quizá por razones patrióticas, se podría agregar, de acatamiento a la autoridad de un Bergson académico y conservador. Pues las reservas del orden y la claridad francesas a Freud y el psicoanálisis, dependerán siempre, en no pequeña parte, de cierta escasa disposición patriótica a adherir a las fórmulas de un boche. aunque partan de las experiencias de Charcot.
Lo mejor del trabajo de Emmanuel Berl es esta requisitoria. En cuanto pasa a reivindicar la autonomía del intelectual, frente a las fórmulas y al pensamiento de la Revolución no menos que frente a las comio en La Cultura Italiana. Su campaña antifascista lo obligó a dejar Turin. El propio Mussolini había ordenado al prefecto de Turín que hiciera imposible en esa ciudad la permanencia de Gobeiti, neciamente calificado por el Duce como un insulso enemigo del fascismo. Gobetti encontró la muerte en el destjerro. Murió en París, atacado de bronco neumonia, cuando gestionaba el traslado de su casa editorial a la capital francesa. No había cum.
pido treinta años y era ya una gran figura del pensamiento italiano. La obra de Gobetti ha sido recogida, con profunda devoción, por sus admiradores y amigos, presididos por un valioso escritor, Santiago Caramella. Por su espíritu, por su modernidad, por sus muchos admirables aspectos, merece ser difundida en Hispano América, en estos tiempos en que, con el concurso de ciertos italianistas superficiales, atentos al éxito y al espectáculo antes que a las ideas, se pretende kacernos pasar como representantes exclusivos o dominantes de la ltalia intelectual contemporánea a los literatos más o menos reclamistas que forman en el cortejo de Mussolini. No hay equidad en que se propague ruidosamente a Malaparte, mientras se ignora absolutamente a Gobetti. Amauta. revista revolucionaria, cumple con un deber al rendir homenaje en Hispano América a la memoria do Piero Gobetti y al ofrecer a sus lectores tres brevos ensayos del gran escritor italiano.