50 Amauta sonalidades, que, día tras día, viene revelándose en las escuelas. es, decididamente, gracias a esta gran libertad, que ha permitido el desenvolvimiento y afirmación de esa rica diversidad de temperamentos, que de las escuelas ha podido surgir una corriente pictórica inconfundiblemente mexicana, racial, puesto que siendo los pintores que a ellas a.
cuden, agenos a toda influencia cultural exótica, sin el lastre de la tradición colonial. esos pintores son, casi totalmente, indios y mestizos, en los últimos de los cuales, la sangre y la idiosincracia indios pesan decisivamente. esa libertad y esa necesidad de iniciativa a que se les arrastra para crearse, ellos mismos, una recursiva plástica, tenía que producir, como así ha ocurrido, un arte racial y mexicano desde sus más hondas raíces y sus orígenes.
Este ha sido el gran triunfo de las Escuelas de Pintura al Aire Libre, que, con su obra, han dado categoría y valor universales a la nueva pintura mexicana. No se trata ya, fácil recurso, de temas mexicanos vistos a la manera europea e interpretados a través de técnicas y formas artísticas europeas, es decir, de un mexicanismo exterior, aparatoso, topográfico: ni se trata de un universalismo a priori, conseguido gracias a tipos o categorías de representación universales, standard, con desprecio de todo lo mexicano: ni se trata de un mexicanismo que, más que en el hecho plástico, está en el tono dialéctico, o en el contenido literario, o anecdótico. Se trata ya, con la obra de estas escuelas, de una plástica propiamente mexicana, es decir, de modalidades de visión, de recursos de forma y de color, de un lenguaje expresivo, que sólo en México y al servicio de una sensibilidad y un fondo de emociones y pasiones mexicanas pueden existir y producirse.
Por su principio y su trascendencia social, por ser un intento, logrado con éxito, de socialización del arte, y por haber creado una modalidad plástica que sirve de vehículo a las pasiones y sentimientos populares, es, que las Escuelas de Pintura al Aire Libre señalan la verdadera y feliz realización de la política e ideología revolucionaria mexicana en el campo artístico. tal es la influencia de esta obra, y de tal forma pesa en el movimiento artístico mexicano de la hora presente, que, con exclusión de Diego Rivera, cuya pintura no se aparta de las finalidades pedagógicas y del tono dialéctico que constituyen su guía, todos los pintores mexicanos postrrevolucionarios se esfuerzan codiciosamente, convirgiendo con ella a una corriente común, en lograr y hacer suyo este sentido intrínseco y substancial de plasticidad mexicana, que han creado las Escuelas de Pintura al Aire Libre. Y, de las propias escuelas, han salido pintores y grabadores como Juana García de la Cadena, Víctor Tesorero, Luis Martínez, Ezequiel Negrete, Cristina García de la Cadena, Antonio Gutiérrez, Margarita Torres, que se han situado, por derecho propio, en primera fila dentro de este movimiento artístico mexicano, de trascendencia y valor universalmente reconocidos con honores de primaria, en la hora presente.
México, noviembre de 1928.