32 Amauta no ser que se opere un milagro. El único medio para fundir sentimientos y operar comunión de ideales es la civilización. Civilicemos a los unos y a los otros bajo sus propios caracteres y la corriente de las aspiraciones se unificará cuando salgan de las estrecheces del grupo y se orienten hacia finalidad mayor: la nacionalidad. Ingleses, alemanes, franceses y chinos, poseyendo cultura nacional propia y diferente las unas de las otras, todos llegan a un punto de conjunción: la universalización.
El indio civilizado como indio y el mestizo o criollo civilizado como tal, llegarán a unificar sentimientos y aspiraciones cuando exista ese medio único que cohesiona a los hombres: la civilización. Mientras no se produzca, habrá una mayor diferenciación, un ahondamiento más marcado, pues que, es tendencia de todo grupo el menosprecio a otro que no posee los valores que a él le distinguen.
Los Internados Indígenas no constituyen, pues, el tipo de escuela indígena que se busca porque no reunen las condiciones básicas a las que tendrá que obedecer la escuela para el aborígen, o con más propiedad, la escuela del aborigen.
LA ESCUELA HOGAR He aquí un nuevo tipo de escuela que presentamos a la consideración del magisterio peruano, principalmente al de la sierra, proyecto que ha de tener muchas deficiencias, las que serán salvadas por la crítica razonada de maestros más preparados. Sólo tenemos fé alentamos cierto grado de optimismo en la idea primaria y creemos de que ésta es la escuela irreemplazable para el indio.
Postulados LA ESCUELA DEBE SER PARA LA COMUNIDAD LA COMUNIDAD PARA LA ESCUELA La Escuela Hogar debe pertenecerse toda ella a los sentimientos e intereses del grupo indígena, influenciando poderosamente para levantar el plano de sus actividades. Debe constituir el cerebro y el corazón del medio vibrando al mismo compás afectivo. Por otra parte, debe procurar atraer el interés del ayllo despertando el respeto y cariño que inspira toda fuente de donde emana el bien.
La Escuela Hogar no solamente debe concretarse a irradiar su luz de amor y conocimientos en la parte infantil, sino en la entraña misma donde se gesta la sociedad: en el hogar. De esta manera la escuela cobra una nueva vida más activa y su acción scial se hace más amplia y eficaz.
El ayllo debe considerar la Escuela Hogar como algo suyo, estrechamente vinculada a su espíritu, como una resultante de sus propias necesidades; este concepto le inducirá a sostenerla y amarla.