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Amauta 15 Ο Α EL ARREGLO PERUANO CHILENO Si ha habido en el Perú, en los últimos años, una tendencia que ha tenido, frente a la cuestión de Tacna y Arica, una posición neta y realista, ha sido la de izquierda. Desafiando el chovinismo del ambiente, cultivado por la política burguesa, la juventud y el proletariado de vanguardia del Perú, han tendido la mano, en más de una oportunidad, a la juventud y el proletariado de vanguardia de Chile, que antes había dado prueba explícita de su repudio de la chilenización y detentación de Tacna y Arica. Gómez Rojas, Vicuña Fuentes, son nombres que recordarán siempre esta protesta, dictada por un noble espíritu de justicia a la vez que de fraternidad y reconciliación.
La burguesía y el gamonalismo, por el contrario, no han renunciado nunca a la especulación política, frente a esta cuestión, de la que se han servido, explotando el sentimiento popular, para distraer a las masas de sus reivindicaciones de clase y, en veces, casi para prohibírselas. Los partidos y los políticos, han competido en la tarea de excitar un reivindicacionismo intransigente en la opinión pública: reivindicacionismo que degeneraba con frecuencia en frenético clamor revanchista. La plutocracia azucarera que hasta 1919, retuvo en sus manos el poder, y que obtenía una parte de sus ganancias de la exportación de azúcar a Chile, se esmeró en una declamación que, afirmando a ultranza la reivindicación de Tacna y Arica como una cuestión de honor y sentimiento, resulta su obra maestra de simulación e hipocresía. Los bandos políticos se bloqueaban y vigilaban unos a otros para impedirse toda tentativa de liquidación. Cuando un gobernante de visión progresista y práctica como el señor Billinghurst se atrevía al replanteamiento de la cuestión, se le vituperaba por este acto como un traidor, cobrándole en la crítica de su gestión in.
ternacional el rencor por sus tendencias radicales y anti oligárquicas en la política interna. Y, en 1919, al abatir a la oligarquía azucarera, aunque para vencerla bastaba un programa populista que satisfaciese las exigencias de la pequeña burguesía, se recurrió de nuevo, sin la reserva que la situación a.
consejaba, a la plataforma revanchista.
La alimentación en el Tawantinsuyo, eminentemente vegetal giraba alrededor de pocos artículos, pero cuántas combinaciones y formas delicadas tomó la papa, por ejemplo, en la cocina indígena. Un día, en el Museo Larco Herrera, bajo la palabra del doctor Tello, que hace revivir el pasado peruano con paciencia de genio, observábamos la colección de vasos que pertenecen a la geografía de la alimentación o a la historia de la misma. Esos vasos copian el catálogo de los artículos alimenticios de aquellos días, dando una idea de la fecundidad y abundancia de aquellos tiempos. es allí donde hay que buscar la explicación pronta de la gran población que tuvo el Perú antiguo.
Más tarde, la geografía de la alimentación cambia. El esfuerzo económico del hombre tiene que ser dirigido sobre la tierra en forma diversa sobre la tierra. El cálculo de las masas que poblaron el Perú de ayer, tiene que buscarse no en los datos de hoy, sino quizás estudiando las listas de cocina de los gastrónomos del Tawantinsuyo, si los hubo.